Platica Entre Hermanos - Dalilah, libre-

Debajo de un sauce con frondosa copa, se encuentran un par de mellizos, de apariencia bella y tierna, el niño sostiene en sus manos el libro de "Alicia En El Pais De Las Maravillas" mientras lo lee a su hermana, que es ciega
-¡Qué sensación más extraña! --dijo Alicia--. Me debo estar encogiendo como un telescopio.
Y así era, en efecto: ahora medía sólo veinticinco centímetros, y su cara se iluminó de alegría al pensar que tenía la talla adecuada para pasar por la puertecita y meterse en el maravilloso jardín. Primero, no obstante, esperó unos minutos para ver si seguía todavía disminuyendo de tamaño, y esta posibilidad la puso un poco nerviosa. «No vaya consumirme del todo, como una vela», se dijo para sus adentros. «¿Qué sería de mí entonces?» E intentó imaginar qué ocurría con la llama de una vela, cuando la vela estaba apagada, pues no podía recordar haber visto nunca una cosa así.- narraba con un entusiasmo impecable cada fragmento de aquella famosa novela que tanto gustaba a su hermana, depronto se detubo y cerro el libro, dejando señalada la pagina dobde habia dejado la lectura -que sucede?... te ves mas distraida que de costumbre, Dalilah- comenta en un tono dulce y fraternal, mientras se quita sus quevedos y los limpia con su chaleco.

Los pocos rayos de sol matutinos que se filtraban entre las hojas acariciaban la piel de los hermanos dando un aspecto maravilloso y hermoso, que Dalilah, deseaba con toda su alma ver al sentir la calidez de los mismos rozando su cuerpo. Pero lamentablemente, había sido maldecida con su ceguera. ¡Maldito el día en que el destino le había otorgado el supuesto don -que ella tomaba más bien como una maldición- del control del hielo, pero quitándole la capacidad de ver! Deseaba tanto poder ser una humana normal, sin poderes y sin dones extraños... pero teniendo la capacidad de ver lo que había a su alrededor.
Sus ojos acaramelados se posaban en la copa del árbol. Éstos, al no ser grises como normalmente tenían los ciegos, hacían parecer que la muchacha sí podía ver; aunque para su mala suerte, no era así. Estaba recostada sobre el cesped, con la cabeza apollada sobre las piernas de Lewis.

Lo estaba escuchando, pero no estaba oyendo. Osea, estaba completamente desconcentrada en la lectura, sumida en sus pensamientos y vagando por el mundo de Morfeo, soñando despierta.
Sin embargo regresó a la realidad ante la llamada de atención de su hermano, y sin moverse, murmuró en tono tenue y aniñado.
-Ah, disculpa, es que estaba pensando y me distraje... -Se excusó, encogiendose levemente de hombros y sonriendo apenas- ...¿Te has cansado de leer? Podemos continuar luego, Lewis.

[Ejem... estamos como en el Siglo V después de Cristo xDD! o por ahí .__. pero faltan siglos para 1865, ahora que lo pienso x'D]

-Solo he estado pensativa. -Farfulló con apuro, como queriendo aclarar las cosas, pues no deseaba en ninguna circunstancia que su amado hermano se preocupara, o enojara por su causa.
-¡Pero, me gusta! -Reclamó, con el ceño levemente fruncido y abrazandose a la pierna del castaño caprichosamente. -Si no, Lewis, no te pediría que lo relates.

Pero entonces volvió a quedarse silenciosa para escuchar lo que decía su hermano. ¿Ella, se parecía a Alice?...Oh, cuanto deseaba aquello.. pero lamentablemente, para ella ese último comentario había pasado a ser solo palabras de más.
-Alice... Alice podía ver. -Masculló entre dientes, al momento en que sus ojos se cristalizaban en lágrimas, que hacía fuerza para que no fueran derramadas.

[off: toc toc * xD se puede? sino lo borro no hay problema (igual dice libre o-oU )]

Y como si fuese el mismisimo gato de chesire, en las ramas del arbol se encontraba recostado el paladin, ya desde hacia algun tiempo, lo bueno es ke su presencia no se notaba para nada. -Siempre hay otras maneras de ver- No pretendia asustarles pero ya fue inevitable meterse entre la platica, igual no le importaba ser un maldito entrometido.

De un agil salto, cayo a los pies del arbol, algo retirado para no molestar a ambos niños. -Disculpen pero sabian ke si los guardias les ven podrian echarles de una manera no muy amigable?- y era verdad, el jardin era propio del palacio, capricho de la odiosa princesa.

Alto, de cabello negro y lacio hasta los hombros, algo despeinado, con una armadura platica, una gran capa de color rojor y... una gran venda color marron ke cubria su vista, era la descripcion exacta del paladin ciego. -Lamento la intromicion, buena lectura- y viro su rostro hacia el chico. -Pero milady hay otras cualidades ke ud posee por ejemplo una gran belleza- Como podria saber akel sujeto akello si no podia verle?, la chica tenia una linda voz y su alma era pura como el cristal, eso le bastaba para saber ke la "pekeña" era hermosa.

Dejó que su hermano secara sus lágrimas. Ella era muy expresiva, con aquellos ojos que no delataban su ceguedad y parecían "útiles" en verdad, y las muecas y expresiones que ponía normalmente. Parecía una niña normal; inclusive a veces acertaba y miraba hacia donde le estaban hablando. Claro que, en otras ocasiones bochornosas, si alguien le hablaba era capaz de mirar hacia el lado contrario sin siquiera darse cuenta.

No dijo nada ante las palabras de Lewis. Sin embargo oyó una secuencia de sonidos de ramas y demás, que luego dieron paso a la voz de un... ¿Hombre?, que le estaba hablando a ellos.
Se sorprendió por lo que el desconocido les decía. -¿Otras maneras?- Susurró, incrédula.

-...Pero... este jardín es muy bonito. -Masculló entre dientes. ¿Cómo lo sabía, si no podía ni siquiera saber cuán grande era o que tan pintoresco resultaba? Pero se sentía bien en aquel lugar, libre, a demás de que podía oler en el aire el precioso aroma a flores. De alguna manera, ese lugar resultaba acogedor.
Volvió a mirar donde el caballero, a pesar de que no podía verlo, dirigiendo sus orbes hacia él, y no pudo evitar esbozar una sonrisa pequeña y amable ante sus palabras, llegando a sonrojarse un poco.

Sonrio de lado al escuchar lo ke la chica le decia del jardin, bueno como saberlo, el lo suponia, ya ke pues obviamente era del palacio y un capricho de la princesa, no pensaba ke este estuviese lleno de hierba mala y putrida. Viro la cabeza en direccion a la del chico .

-No creo ke alertarte de ke pueden sakarlos de aki a patadas, sea un halago- claro! si bien estaba bromeando, asi era el. Lo hacia por lo ke escucho de las gracias por el halago, si habia alguien ke debia agradecerle era al chica.
Ya se lo temia por lo poco ke escucho, el chico era un sobreprotector con su hermana, ah! como le fastidiaba la gente asi. Y De nuevo, dirijio su atencion en direccion a la oji azul. -A menos ke les vean con alguien de la guardia- Rio leve ante eso

Asintió con la cabeza lentamente ante las palabras de su hermano, volviendo a cerrar los ojos y escuchando al otro hombre una vez más.
-¿Es usted un guardia, entonces? -Cuestionó, aunque era casi una pregunta retórica, ya que había que dar por hecho que lo era. Si no, ¿Porqué andaba en aquellos jardines? ¿Y porqué los había alertado para que se fueran? Obviamente no era alguien que solo pasaba por allí por casualidad.

Bueno, si la princesa quería que se fueran ella no reprocharía al respecto, por más que el jardín le agradara. Después de todo no creía que fuera bonito que todo el tiempo se metieran polizontes allí, ¿No?. A ella tampoco le agradaría. Tampoco es que conociera mucho a la supuesta gobernante.
A pesar de todo sonrió, esperando a ver qué dirían Lewis y el otro hombre, para decidir si irse o no de una vez.
Con los ojos cerrados y las manos sobre el pecho, aún recostada en el cesped con la cabeza sobre las piernas de su hermano, musitó en tono alegre y calmo, con educación.
-¿Cómo se llama, señor caballero? -Cuestionó aniñada, soltando una risita alegre- Mi nombre es Dalilah, y mi hermano es Lewis.