Perdiéndome... ¿A propósito? [Priv. Becker~]

Le alegraba ser una niña consentida y querida que en todo momento tenía lo que deseaba. Era bonito que la llevaran a donde pidiera ir, que le prestaran mucha atención y nunca estar sola. Bonito, pero extremadamente sofocante.
Se había hartado. ¡No era una bebé, por Dios! ¿Acaso era tan difícil entenderlo? Agradecía a su hermano por ser tan dedicado cuidándola siempre, pero lo maldecía porque había una frase que Lewis siempre ignoraba: "Yo puedo sola". Que su gemelo hiciera todo por ella estaba lejos de ser complaciente. Al contrario, la hacía sentirse inútil e inservible, que no podía hacer absolutamente nada por su cuenta; y por más que lo dijera, Lewis no quería escuchar.

Harta, al menor descuido de su hermano se alejó de él, huyendo donde la zona "salvaje" del lugar. Era un día de mucho frío y ya estaba atardeciendo por lo que la temperatura bajaría aún más, y Dalilah vestía simplemente un vestido celeste de mangas largas, medias que llegaban hasta arriba de sus rodillas, y una bufanda de lana que por cierto picaba mucho.
Y andaba por ahí como si nada, con los ojos cerrados dando saltitos por todo aquel laberinto natural sin preocupación alguna, riendo por lo bajo con picardía. Daba por seguro que estaba perdida... No, mejor dicho, que había perdido a su hermano, por fortuna para ella. Solo esperaba que Lewis no se preocupara mucho o le diera un ataque de nervios, porque a pesar de estar escapando momentáneamente de él, seguía teniéndole mucho aprecio.

Tras merodear un rato por el lar decidió detenerse a descanzar un momento, recostando la espalda contra un pino y deslizándola hasta caer sentada sobre la nieve mezclada con hojas del suelo. Soltó un extenso suspiro, sin dejar de sonreir, y muy por lo bajo comenzó a cantar en tono dulce y suave una cancionsita alegre y pegadiza que en ese momento estaba "componiendo", al imaginársela a medida que cantaba.

El frio comenzaba a ascender, haciendo presente el tan tipico vapor ke exhalas en esa clase de temperaturas. Iba caminando por ahi, habia tenido ke ir de visita a Renais, el y varios paladines, pero si bien le importaba poco su deber, siempre era la misma cantaleta. Debia darse prisa, antes de ke la temperatura descendiera mas y le entumiera el cuerpo.. ah!! pero eske en ocasiones esa sensacion de coskilleo se sentia tan placentera.

-Es oficial, me perdi- y una sonrisa cinica paso por su rostro. Le resultaba divertido akello, perderse, si bien en su clase de condiciones era normal hacerlo si no tenia un "guia" ke le cuidace, y aun mas, porke a el no solia pasarle a menudo akello. Una situacion comica para el paladin.

Olor a pino fresco lleno el ambiente, un boske kiza. Si! lo era, le habian advertido de el, como era ke le llamaban? oh cierto, "bosque laberinto", tal vez habia algo de raro en el pero ke importaba. Todo resultaba fascinante, claro en ese estado los demas sentidos se agudizan pudiendo escuchar, sentir, oler cosas ke los demas no podian como el.

En su caminata escucho un leve canto, se habria vuelto loco?... o tal vez un silbo [los "hados" xD] o algun espiritu del boske, solian merodiar por esa clase de lugares, al menos cuando el sol comenzaba a caer...
Pero, la voz se le hizo algo conocida, asi ke camino en direccion de akella melodia.

La niña cantaba un tanto más fuerte a medida que pasaba el tiempo, pensando que estaba sola, para hacerse compañía. Sí, la soledad resultaba ser muy bonita, pero rara vez surgían situaciones como aquella y se le hacía raro; por lo que sentía la extraña necesidad de hacerse compañía, al menos con un canto susurrante. A pesar de ser amante de las aventuras y todo aquello, al estar casi indefensa no podía evitar sentir miedo de que alguna amenaza apareciera por allí.

Pero entonces, sus murmullos cantarines cesaron, al momento en que se volteaba repentinamente a diestra y siniestra para "ver" a su al rededor. O mejor dicho oír, con su aguda audición que se había refinado debido a su ceguera de nacimiento.
Según las pisadas, un tanto toscas y al parecer de pies 'grandes' era un hombre. No pudo evitar sentirse un poco alarmada ante eso, y se puso de pie de inmediato posando una de sus suaves manos sobre el tronco del pino. Su corazoncito comenzaba a acelerarse poco a poco; pues no tenía idea de quién era el que se acercaba y tenía que estar preparada para huír.
Ah, la adrenalina... era algo que pocas veces en su vida había sentido, proque nunca se sentía desamparada ni asustada estando junto a su hermano. Pero... no era una sensación tan mounstruosa, era... como decirlo, placentero, sentir todos sus sentidos preparados y espectantes... Bueno, casi todos.

Volvió a agacharse en el suelo para tomar con sus manos una buena cantidad de nieve y moldear una bola con ésta, irguiendose posteriormente y dirigiendo sus orbes cerradas hacia la dirección en que provenían los pasos. Una vez consideró que el muchacho estaba cerca, sin tardarse estiró la mano y lanzó con fuerza aquel proyectil improvisado habiendo ubicado, gracias a su oído, a su "contrincante". De todas maneras estaba preparada para usar sus poderes, por si acaso, pero consideraba innecesario tomar medidas tan extremas frente a un desconocido que ni siquiera sabía si era o no una amenaza..

-¿Q-Quién está allí? -Susurró temerosa, a pesar de que apretaba los puños como si intentara armarse de valor.

LA melodica voz no dejaba de atraerle, casi como si le hubiese hipnotizado, la chica subio el volumen del tono, pero nunca desafino para nada. Sabia como hacerlo, y aunke parecia ser ke la melodia era improvisada, se escuchaba de maravilla. Obviamente desde antes habia notado ke era una voz femenina, se habria perdido como el kiza? Tal vez, despues de todo era un laberinto y perderse era cosa facil.

Un objeto, salio disparado hacia el, mas no hizo por eludirlo, asumio lo ke era. Al ser un boske nevado obviamente (y esperaba) ke fuese una simple bola de nieve. Y PUMP! en efecto, lo era, sintio como el helado proyectil le daba justamente en la cara, ke acaso la chica no le habia visto venir? ... Fue en ese momento ke lo recordo, podia reconocer facilmente el timbre de esa voz tan hermosa ke le habia cautivado, una "belleza" ciega... -Dalilah- Penso.

La chica ke habia conocido en los jardines de palacio, ke hacia en ese lugar? y aun mas.. ke hacia alli sola? ke no se suponia ke su hermano era un maldito sobreprotector tanto, al punto de casi llegar a hablar por ella, como si fuera su vocero o algo por el estilo. -Trankila, no te hare daño- Y separo los brazos del costado, en una clara señal de ke estaba desarmado, si bien traia escucho y espada mas la espada estaba en su arma y el escudo en su espalda atado por un cinto de cuero. Aparte de su tipica armadura encima de los hombros traia una piel de oso negro, un perfecto abrigo para ese tipo de clima pesados.

-Dalilah, soy yo, becker... ke estas haciendo en este lugar?- y se kedo ahi, donde estaba, esperando la aprovacion de la otra para acercarce y despues viro el rostro hacia ambos lados, esperando ke su hermano apareciera de la nada con su sobre protector y nefasto tono de hablar....

Sus labios se entreabrieron y dejaron que por entre ellos rozara un suspiro cálido de completo alivio; al oír quien era el causante de su gran temor. Bajó los brazos, relajó los hombros y recostó su delicada espalda contra el pino con la copa nevada.
-¿Be-Becker? -No pudo evitar titubear, después de todo los sustos no se iban tan rápida y facilmente. A pesar de todo, esbozó una pequeña sonrisa, juntando sus manitas y jugando con sus pálidos y tersos dedos.

Escuchó la pregunta y su expresión se tornó pícara, al igual que su tono.
-Prométeme que no le vas a decir a nadie, ¿Si? -Parecía una niña pequeña confiando un secreto a un... casi completo desconocido. Pero no podía evitarlo, no sería tan divertido si se guardaba su secreto para ella sola. A demás, quizás el hombre quisiera acompañarla en su aventura.
Dio unos pasitos saltarines y llegó hasta quedarse frente al hombre, tanteando en el aire hasta tomarle una mano y estrecharla con calidez, para luego, "enganchar" con su meñique el ajeno para sellar aquella especie de promesa. Y luego, tras soltar una risita burlona volvió a hablar, llevándose la mano libre tras la espalda. -Estoy escapando de mi hermanito~ -Masculló entre dientes, volviendo a reir en voz baja.

Soltó entonces la mano del mayor y retrocedió unos pasos, volviendo a tomarse las manos para calentárselas a sí misma; ya que estaba comenzando a helarse.
-¿Qué hace usted por aquí, señor Becker? -Le preguntó confianzuda. Sin Lewis cerca se desenvolvía mucho más amistosamente e incluso llegaba a ser charlatana y juguetona.

Si bien pudo acercarsele descaradamente antes, ya ke asi era el, descarado, cinico, despreocupado, y la gente dudaba a menudo de ke en realidad era un paladin con todo eso. Mas no kizo asustarle mas de lo ke habia hecho al llegar de manera tan brusca a ese lugar. Sonrio de lado al escuchar su nombre, ke bueno ke le recordaba, eso facilitaba mas las cosas.

El tono picaro no paso desapercibido para el fino oido del hombre, asintiendo ante su peticion de no confezar nada -Habla hija ke este siervo de dios te escucha(?)- y si, se estaba burlando de su misma profesion. Eske en serio, a veces resultaba tan atrayente hacerlo, los de su clase generalmente eran: o muy estirados, o unos malditos fanaticos religiosos. -Ya, en serio, lo prometo- Y puso toda la atencion del mundo ante la explicacion de la chica.

Escucho las pisadas bailarinas en la nieve, todo en un tono melodico junto con los ruidos del boskecillo, ah ke deleite... y asi varios compañeros le kerian kitar la ceguera con un hechizo de curacion? ni loco! ya se habia acostumbrado a esas maravillas. Sonrio nuevamente ante akel gesto de "sellar" una promesa, hacia tiempo.. desde ke era niño, ke no hacia algo similar.

Habia algo en el nuevo tono de la vampireza ke le hacia sonreir y obviamente la expresion de asombro no tardo en aparecer en su rostro cuando escucho akello, eske sonaba tan... logico, despues de todo uno se harta de ke lo esten sobreprotegiendo, le habia pasado. -No me digas señor, aun no estoy tan viejo- Bromeo -Ademas, estamos en confianza, llamame becker solamente- y camino sentandose a su lado.

-Sali a caminar un rato.... un muy buen rato- Por los sonidos ke se percibian, era facil saber ke ya era algo avanzada la tarde, ademas ya kasi no podia oir el canto de las aves, y percibia ruidos en las ramas de los pinos, clara señal de ke los animales se estaban preparando para dormir, tambien por la temperatura ke bajaba cada vez mas pudo percibir ke ya estaba anocheciendo. -[color=red]-Llevas aki buen rato?[/color- Pregunto trankilo, continuando la charla, akel dia ke hablo con ambos en el jardin, dalilah era la ke mas habia captado su atencion, no tanto por ser ciega sino por su personalidad.

No podía evitar reir simpáticamente cada vez que el paladín hacía una broma. Le resultaba muy agradable estar con alguien así de vez en cuando. Después de todo su hermano era muy serio y casi nunca bromeaban entre ellos; generalmente Dalilah era la que hacía cosas graciosas para sacarle una risa a su hermano, que siempre andaba serio y desconfiado ante todo. ¿Porqué debía ser así? Tenía el mismo pasado que él, y había vivido los mismos momentos... Sin embargo tenían personalidades muy diferentes. Tal vez era el hecho de que Dalilah prefería aceptar su pasado y algunas de las cosas dolorosas que habían transcurrido durante su larga vida, y no se lamentaba por ellas. Como decirlo... en vez de lloriquear o ser muy seria, ella simplemente vivía el presente como si nada, como si hubiese sido siempre una niña feliz.

Asintió con la cabeza ante el pedido del hombre, notando como se sentaba a su lado y, sin poder resistirse, apoyando un hombro contra el cuerpo ajeno. Todavía no se acostumbraba a ser independiente y no podía evitar sentirse desprotegida al menos sin estar en contacto con alguien, para saber que dicha persona seguía ahí.
-¿Así que no tienes prisa en irte? -Cuestionó, ilusionada e infantil. Le alegraba, pues pensaba que así podría pasar más tiempo divirtiéndose con aquel muchacho, charlando con él libremente sin interrupciones de su hermano.
Asintió con la cabeza ante su pregunta, separando sus manitas y posándolas sobre su regazo, "tamborileando" los dedos como si no pudiera quedarse quieta.
-No mucho, llegué un poco antes que ust.... que tú.

Pero entonces se oyeron unos ruidos... sonidos de ramas, como si un árbol estuviera siendo movido bruscamente por el viento o como si algo se estuviera estirando. Y efectivamente, por alguna razón desconocida la raiz de aquel pino poco a poco emergía entre la tierra y la nieve y se enredaba en la pierna de la niña, quien debido a sus botas, no podía sentirlo y no se había percatado de aquello; a pesar de que se preguntaba fervientemente qué era aquel ruido.

-Nee, seguro el escuadron de niñeras andara buscandome pero como son una bola de marikitas no se acercaran por el boske a estas horas-. Dijo trankilo, despreocupado, sonriendo de lado cuando la chica se recargo en su hombro. Fue cuando pudo percatarse de lo helada ke estaba. -Toma- Y le paso la piel de oso por los hombros -Lo necesitas mas ke yo-
Se notaba ke a la chica no le gustaba estar sola, su tono de voz se lo decia, pero estar aguantando como lewis, supuso ke seria desesperante y nefasto, para el, asi fue un tiempo, harto de ke le sobreprotegieran, si ambos serian ciegos mas no estupidos.

Escucho akel ruido, algo extrañado, no habia viento, lo ke le hizo desconfiar. Si las leyendas decian ke akel boske cerca de renais estaba encantado, y ahora lo estaban comprobando. Ese rechinido, le sonaba familiar, un fauno? No no sonaba como eso... penso, penso rapido un arbol moviendose si pero no habia viento. De un movimiento rapido tomo entre sus brazos a la chica y salto algo alejado del arbol, sin soltarle ni un momento "abrazandola" atento a cualkier cosa ke pudiera pasar -Vaya, las leyendas eran ciertas, el boske laberinto es raro- Musito, atento a cualkier ruido y dispuesto a defender con su vida a la vampireza.

Sonrió un tanto sonrojada al sentir aquel abrigo sobre sus hombros, acurrucándose un poco para que la tapara más. De alguna manera se preguntaba como ese hombre podría ser tan amable y de una u otra forma sobreprotector; pero a la vez no la asfixiaba como lo hacía su hermano. ¿Sería porque él entendía que la ceguera no significaba estupidez? Porque parecía que Lewis pensaba que Dalilah era paralítica, mogólica o algo parecido, sin dejarla hacer nada por su cuenta y siguiéndola a todos lados. Ni siquiera le permitía pasear sola, lo cual resultaba constantemente desesperante.

Repentinamente fue tomada en brazos, sin entender porqué ya que no se había percatado de aquella raíz que intentaba apresarla. Apretó un poco los brazos en aquella especie de abrazo, apegándose contra el hombre. Sí, sabía y podía defenderse, pero en realidad siempre intentaba no llegar a tales extremos ya que luego de usar sus poderes siempre quedaba débil y decaída; por lo que prefería dejar que el muchacho la cuidara.
-¿Crees que... deberíamos irnos? -Susurró temerosa, agudizando su audición para intentar fijarse en que nada más raro volviera a ocurrir; mientras que apretaba con una mano aquel abrigo que le había sedido el hombre para que no se le fuera a caer.

-No, supongo ke lo mejor seria kedarnos en un solo sitio, o nos perderemos en lo mas profundo del boske y ahi si tendriamos problemas con la "mala hierba"- Varias ramas atakaron a ambos como si de lanzas se tratasen, no solo por lo puntiagudas sino tambien por el filo ke llevaban. En definitiva ese boske si ke era extraño.

Y de un golpe de su espada hizo ke cayeran, si bien podia cubrir a ambos mas no se iba a arriesgar a ke la otra terminase herida. -Tch- Rapidamente, echo a Dalilah sobre su hombro y comenzo a correr lejos de ahi, lo hizo por dos motivos, el primero fue de ke de esa manera la chica no corria riesgo de tropezarse, la otra facilitaba el escape. -Demonios, ke carajo pasa con este maldito boske- Mascullo mientras pensaba en la manera de escapar del lugar.

Ya bastante nerviosa estaba en esa situación, como para poder soportar el hecho de que estaban siendo atacados por aquellos seres que pensaba, antes, que eran inofensivos. Si hasta se reiría al pensar que los árboles querían matarlos.
Dejó oír un pequeño quejido asustada que ahogó juntando los labios, apretando con sus pequeñas manos los hombros de su acompañante, con nerviosismo. ¿Debería hacerlo? ¿Sería prudente usar sus poderes en esa situación? Lo haría si las cosas se complicaban más, pero de manera egoísta se negaba a cansarse tan prontamente.

Notó como comenzaban a alejarse del lugar presurosos, lo cual la aliviaba un poco. Seguramente sería mejor escapar. Pero entonces, apenas el hombre se detuvo luego de alejarse de allí, otra raíz emergió del suelo y se enroscó justo en el cuello de la niña, quien apenas respiraba con dificultad.
-¡U-Ungh.. Be-cker! -Lo llamó adolorida, forcegeando con las manos intentando quitarse aquello que la apresaba.

Varias estocadas mas y mas, cada vez ke las ramas atakaban resultaban "podadas" por el filo del arma del paladin, sin soltar ni un momento a la chica, si bien le gustaba ke esta fuese independiente mas su responsabilidad era la de cuidar a cualkier dama, no importaba su posicion o estatus, hasta eso, era caballeroso cuando de situaciones como esas se trataban. Libero a la chica de akella rama ke la asfixiaba. -Estas bien?- Vaya pregunta! si se denotaba ke la otra tenia miedo o estaba nerviosa, y kiza eso no era para menos.

Y eske hasta resultaba patetico, mira ke ser atacados por el boske, ke ironia, resultaba sonar como una muy mala broma, o chiste, una de las tan temidas puas le hirio por un costado, mas no dijo nada ni se kejo, no keria preocupar aun mas a la chica. Y de nueva cuenta escaparon de alli. Eske no habia lugar seguro en akel boske? No podrian pasarsela toda la maldita noche escapando de esa manera. Debia haber algo ke detuviera el atake de golpe.. algo.

Kisiera o no el boske, al paladin le importo poco y a su paso iba derumbando cualkier cosa ke se le pusiera enfrente, ramas, arbustos y demas. Kien sabe en una situacion como esa, ser paranoico ayudaba a escapar, y eske mira estando en ese lugar no sabias cuando una ramita te iba a meter una paliza como esa....

Se detuvo de nuevo, atento a lo ke pudiera venir, escuchando atentamente por si algo mas osaba atakarlos. -no te preocupes, te voy a defender a cualkier costo- hablo tratando de trankilizar a la castaña.

No tardó en sentir el aroma a sangre que comenzaba a surgir de la nueva herida del caballero, y pronto se alarmó a sobremanera. ¡¿Qué podía hacer para ayudarlo?! Se sentía egoísta e inútil por no poder hacer nada bueno en ese momento que detuviera el ataque y les diera tiempo para salir de aquel "laberinto" natural.

Mientras el muchacho iba corriendo y cargando a la damita, algunas ramas y espinas se enganchaban en su ropa de vez en cuando, desgarrando la tela de las mangas en sus brazos, algunas partes del vestido que cubrían si abdomen y haciendole cortes superficiales en la piel, que en realidad apenas sentía. Sus ojos comenzaban a cristalizarse en lágrimas. No por miedo, si no por culpabilidad. Si algo le pasaba a aquel hombre que intentaba cuidarla con tanto empeño, jamás se lo podría perdonar.

Cuando volvieron a detenerse, la niña se quedó silente, atenta a los sonidos a su al rededor. De vez en cuando se oía uno que otro revoloteo de los murciélagos, el típico 'canto' de los búhos y uno que otro reptil andando ágilmente entre las hojas y las ramitas. ¿Como podían esos animales vivir en esa trampa mortal?.
Repentinamente, un par de estacas de madera que parecían talladas a mano emergieron de entre los árboles tras unos ruidos en las hojas. Pero eso ya no parecía obra del mismo bosque, más bien, podía suponerse que era una trampa hecha por el hombre. ¿Pero quién pondría una trampa de esas allí? y, ¿Estaría protegiendo algo?.
No tardó en reaccionar, dando un manotazo en el aire con intenciones de proteger al caballero. Pudo detener las estacas, pero al apartarlas le habían desgarrado la piel del brazo y la mano en cortes bastante grandes que comenzaban a sangrar a grandes cantidades.
-Chs.. -Chasqueó la lengua y puso la otra mano sobre las heridas, conteniendo gimoteos que querían escapar de entre sus labios, y solo derramando un par de lágrimas.

Y de repente, el brusco sonar de las copas de los arboles, agitando sus hojas. Lo sintio venir, miles de hojas volaron al rededor de ambos, el paladin abrazo de nuev a la chica, sintiendo como akellas hojas les cortaban como si de navajas se tratase. Ke clase de lugar era akel? ke clase de ser era el ke estaban enfrentenado.

Obviamente el boske no te atakaria por si solo, si le habian contado ke el lugar estaba vivo, pero por paylor eso era demasiado extremista como para ser verdad. Mira ke las plantas estan vivas.. pero no a tales extremos. Suficiente, se harto y se dio una idea de donde venia el atake. De un movimiento rapido, tomo su escudo y lo lanzo hasta cierta direccion, cuando el objeto volo, lo hizo con la silueta de un halcon hecho de energia dorada, al igual ke cuando un ave de esa indole emprende la caza, el sonar caracteriztico se hizo presente.

Cuando el escucho "impacto" en el enemigo, este regreso a brazo de su dueño, como si de un halcon entrenado se tratase. El paladin lo tomo con suma agilidad, pudo sentir y escuchar como habia algo escondido entre los matorrales. -Lo escuchaste? dalilah?- Pregunto con voz trankila y serena, intentando calmar a la niña en todo momento -Es un silfo, un ser de la naturaleza, solo ellos son capaces de manerar los espiritus de esta para utilizarle como armas- y claro, ahora todo tenia logica y sentido, las hojas simplemente eran eso.. pero con la ayuda de uno de esos seres podian ser filosas cuchillas o puas como si estuviesen hechas de acero.

Extendio su brazo en direccion a la chica, cuando lo hizo un fulgor color dorado salio de la palma de la mano, envolviendola haciendole sentir un calor agradable, cerrandole las heridas -trankila, no llores, todo estara bien- y si la vampireza pudiera ver, estaria viendo una sonrisa amable y calida por parte del peli negro.

¿Así que era un silfo? No era la mejor noticia de todas, pero al menos ya no le hacía sentir que estaba loca; porque, ¿Quién más que alguien que se golpeó la cabeza puede decir "me están atacando las plantas"?.
Apretó un poco el agarre con el que se sostenía del brazo del caballero, apretando los dientes al sentir esa calidez que rodeaba su brazo. Mas luego pudo relajarse cuando las heridas dejaron de escocer al estar completamente cerradas.
-Gracias... -Musitó en voz muy susurrante, arrugando un poco la nariz en un sollozo infantil y pasándose la mano por los pómulos para quitarse las lágrimas. Santo cielo, ella se creía mucho más valiente que eso. Pero creer solamente era demasiado fácil...

-¿Y... Y cómo hacemos que deje de atacarnos?
Cuestionó, cerrando los ojos de nuevo para volver a prestar atención a los al rededores. Hablaba como si se tratara de una criatura buena que solo los estaba atacando por error, como si no estuviesen en peligro. Pero ella tardaba en entender sobre la naturaleza "malvada" de algunas criaturas.
-...De-Después de todo, solo pasabamos por aquí.
Las hojas de los matorrales volvían a moverse un tanto, mientras que las copas de los árboles se mecían suavemente debido al viento helado que reinaba en el lugar.

-tenemos ke derribarlo- Seria dificil mas no imposible, de alguna manera el paladin ciego confiaba plenamente en la rubia ((o es castaña? <_<!)) Claro! para el era, dispara/golpea primero y pregunta despues, si te ekivocas simplemente pides disculpa y todo arreglado(?). Se lo habian dicho ke no? mas vale pedir perdon ke permiso... ah ke cinico era akel paladin.

-Escucha dalilah- El sonido de los arbustos agitandose se hizo presente, mas a eso no se referia el paladin, el silfo trataba de confundirles haciendoles creer ke se trataba de el viento, obviamente se habia percatado de la condicion de ambos. -Se ke eres fuerte, ke eres valiente- tambien suponia, obviamente al tratarse de una vampireza la chica ya deberia de llevar varias decadas o incluso siglos de existencia. -Lo distraere- Susurro al oido de la chica -Asi podras atacarle- Si bien, ya habia atraido la atencion de akel ser, y el enojo al atakarle con el escudo, obviamente al ser becker el "mas fuerte" era obvio ke la presa se fuese directo hacia el, cayendo el paladin la vampira seria presa facil despues. Cosa ke Becker no iba a permitir ya habia estado en situaciones peores, pero eske el boske tampoco ayudaba, tenia algo ademas del silfo ke hacia ke los demas sentidos se le atolondraran.

-lista? aki va- y el paladin solto a la niña, saltando al atake, el silfo se abalanzo sobre el. De cuerpo esbelto, con alas como si estuviesen hechas de hojas secas, estatura de un niño de siete años y con un aura color verde rodeandole el cuerpo. Una vez mas, las hojas revolotearon, pero esta vez en torno del paladin, cortandole de nuevo como habian hecho apenas hacia unos instantes. Como lanzo de nueva cuenta su escudo ante el enemigo, mas este en un arranke de agilidad habia logrado eskivarle. Fue justo en ese instante, ke el peli negro se lanzo empuñando con su espada, dando varias estocadas logrando simplemente atinar una, al parecer el silfo obviamente no solo manejaba los espiritus de la naturaleza para convertirle en arma, sino tambien poseia una enorme agilidad, esto si ke iba a estar algo dificil, pero el paladin confiaba demas en la chica, sabia ke podia lograrlo.

No le gustaba la idea, para nada, pero qué podía hacer? Luchando sería la única manera de poder salir de aquel bosque en una sola pieza.
Asintió con la cabeza a las palabras del paladín, y cuando la soltó, calló de pie al suelo, apenas haciendo ruido ante la caída debido a la delicadeza con la que se movía y lo liviano que era su cuerpo.
Caminó con rapidez unos mentros más lejos, de manera que el Silfo le diera la espalda, y se afirmó en el suelo, cosa que era un tanto difícil ya que sus rodillas temblaban un poco. No tanto del susto, si no de la adrenalina. Jamás había luchado sin estar junto a su hermano, y a demás, sin su ayuda, sus ataques eran un tanto mediocres ya que también necesitaba de su fuerza para los más 'potentes'. Pero tenía que esforzarse, al menos para ayudar a Becker, quien la estaba protegiendo tan temerariamente.

Cuando el Silfo se lanzó sobre el paladín, Dalilah exhaló profundamente y frunció levemente el ceño, intentando concentrarse en la posición de la criatura. Sus manos entonces se cubrieron de una especie de "manto" de hielo muy delgado, que se separó formando unas cuantas agujas de hielo, muy filosas sin duda. Levantó ambos bracitos temblorosos y apuntó hacia donde se encontraba el Silfo, justo en frente de ella para no dañar también a Becker, y lanzó una lluvia de pequeñas estacas que no tardaron en clavarse en la espalda de la criatura, aunque claro algunas no pudo atinarle. El Silfo soltó un gemido de dolor que resonó por todo el bosque para dar paso a un silencio sepulcral; que no duró mucho, pues este, a pesar de estar así de dañado, retomaba las fuerzas y arremetía una vez más contra el paladín.
Ya de por sí la vampireza estaba exhausta, y demasiado abatida debido a la culpa que sentia a causa de aquella situación. No creía correcto dañar a aquel ser; si, los estaba atacando, pero ellos eran los culpables por haber irrumpido en el territorio del Silfo, quien solo defendía su territorio. Por aquello le dolía demasiado herirlo.

-Be-...Becker... -Musitó temblorosa, cerrando sus ojos que se habían cristalizado en lágrimas, mientras juntaba más agua congelada en sus manitas. -...¿Y... Y si só-sólo lo inmobi...lizáramos? -Recomendó. Tal vez algo tardíamente, pero mejor tarde que nunca. Así no tendrían que matarlo, y podrían irse de aquel lugar sin más problemas.
Entonces, sin esperar respuesta, procedió a utilizar su segunda opción: Aquel poder que consistía en congelar los pies del contrincante. El Silfo quedó congelado hasta un poco más abajo de las rodillas por lo cual no podía moverse de su lugar, mas el problema de las manos y su control sobre la naturaleza aún seguía allí.

-Es lo ke kieres?- Si, si bien era capaz de cumplir los deseos de la damicela, y tambien kiza seria probable. Su codigo de "honor" le impedia matar, claro al ser un paladin tambien hay demasiadas reglas ke acatar, mas podia inventar (y tecnicamente, era verdad) ke tuvo ke eliminar a akel ser natural por proteccion propia y por supuesto, por proteger a dalilah.

Inmovilizarlo sonaba como una buena idea, pero.. como? el paladin no tenia esa clase de hechizos, y suponia ke la vampireza tampoco. Debian pensar en algo. Carajo! ahora hasta maldecia ke toda su magia, o la mayoria fuese de magia divina.
Si una pekeña cosita como lo era un silfo aguantaba un "Falcon shield" (el atake ke realizo con su escudo) bien tenia algo de resistencia. Por el no habia problema, podia ingeniarselas y seguir combatiendo de esa manera, mas estaba preocupado por dalilah, kiza la "niña" no estuviese acostumbrada a peleas y por eso comensaria a titubear.

Pero.. y si se arriesgaba? podia ser posible de ke akello detuviera por unos breves instantes al silfo ayudandoles a escapar, al menos hasta el dia siguiente. Comenzo a orar en susurros mientras un aura divina le rodeaba. Con su dedo indice señalo a akel ser -DISPELL!- grito y un rayo salio contra la pekeña criatura, haciendo ke esta perdiese su vuelo, mas al momento en ke azoto al suelo una enorme raiz de un abeto (( D: no se si en esa clase de boskes alla anetos >> fue lo unico ke se me ocurrio de momento, sino pues me avisan y ya corrijo para poner algo mas a corde)) Se levanto con fuerza enorme golpeando al paladin, haciendo ke se estrellara de lleno contra otro de los arboles.

El golpe fue tal, ke escupio algo de sangre al caer al suelo, haciendo esfuerzo en vano por levantarse. Mas habia logrado su cometido, el silfo habia caido y con el "dispell" habia repelido toda la magia de este, al parecer akello fue el atake final o lo poco de magia ke le habia kedado al ser antes de ke el hechizo le consumiese.

Se kedo ahi, a gatas tomandose el estomago con la diestra, mientras ke con la zurda aprietaba algo el suelo, tosiendo fuertemente, mas en ese momento, lo unico ke pensaba era en poder levantarse rapidamente y dejar de toser para no preocupar a la vampireza, al menos por akella magica criatura no debian preocuparse ahora.
La nueva prioridad seria sanar sus heridas y para ello tenia ke levantarse rapidamente.

Cuando escuchó el cuerpo de la pequeña criatura azotar contra el suelo nevado, se hizo hacia atrás de un respingo y cerró con fuerza los ojos, desesperándose ya que sentía demasiado apuro por saber lo que ocurría. Y, como no podía concentrarse debido a eso, le resultaba aún más difícil saber qué ocurría a su al rededor.
Fue entonces cuando pudo oír tocer al paladín, y se alarmó a sobremanera, corriendo donde él para intentar ayudarlo. ¿Pero cómo podía hacerlo? No podía cargarlo ya que, debido a sus dones "especiales", había perdido la visión y la fuerza de los vampiros; no sabía curar ese tipo de heridas y no tenía ningún poder respecto a eso.
Se sentía demasiado culpable repentinamente...

-¡B-Becker! -Exclamó, arrodillándose a su lado y posando su manita sobre la que el hombre tenía apoyada en el suelo. Pero pronto pudo sentir un aroma agradable, dulce y apetitoso... tal vez demasiado. ¡Sangre! Ah, maldición, ese no era el momento para recordar que tenía hambre; y ni siquiera podía pensar en sentirse atraída por la sangre del paladín. Pero... pero olía tan deliciosa...
Se tapó la boca y la naríz con la mano libre para no seguir sintiendo aquel aroma tan tentador, y con la otra mano apretó la ajena.
-¿Puedes levantarte? -Susurró con preocupación mientras tragaba saliva. Pero sus ojos comenzaban a cristalizarse en lágrimas. ¡Sentía que todo era por su culpa! Y no podía detener esos pensamientos. -Lo siento... Becker, lo... lo siento tanto. Si... si no me hubieras hecho caso, n-no estarías así. -Algunas lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas sonrosadas, a la vez que sollozaba por lo bajo.

El silfo ya habia huido hacía rato, y debido a su falta repentina de poderes era casi seguro que no volvería a atacar.

Temblo leve, producto de la adrenalina y del golpe, estremeciendose algo, tal vez tambien sumado al frio, como saberlo? -En unos momentos- Respondio jadeante, confiado en que pronto recuperaria el aire y la estamina le ayudara a reponerse en breve, riendo de lado. Ke buen golpe se habia llevado, hacia mucho ke no sentia uno de akella indole, pero al menos... al menos habia logrado el cometido ke la damicela habia pedido anteriormente, y el silfo habia huido ahorrandoles el trabajo de darle muerte.

-No.. no te preocupes- ahhh ke idiota! la habia hecho llorar, ke patetico era, mira ke recibir un tremendo golpazo y ahora hacerla llorar, lo segundo era lo ke le preocupaba mas. No las heridas internas ke pudiera tener debido al golpe, los cortes y demas heridas causadas por la magia del silfo, sino escucharle sollozar.

Le habia dicho ke todo iba a estar bien, y no lo estaba, ella estaba llorando, cosa ke para el paladin era peor ke la muerte... si, sonara algo exagerado, mas detras de esa sonrisa cinica, se encuentra un hombre bondadoso ke nunca pensaria en dañar a una dama de ninguna manera, y mucho menos sentimentalmente. -Descuida... estare bien, es normal estoy acostumbrado- si ke lo estaba, el grupo al ke pertenecia siempre se involucraban en misiones y buskedas, tambien a caceria de demonios y demas, heridas de esa indole eran frecuentes.

-tu como estas?, ademas de asustada claro esta- La cabeza le daba vueltas y sentia el estomago revuelto, producto del golpe bien dado ke lo tenia de rodillas ahi frente a la vampireza. Pero aun asi, lo unico ke le preocupaba era hacerle sentir bien. Extendio la zurda apartando la de la castaña con delicadeza, poniendola sobre su cabeza palmeandole algo, hacinedole sentir un calor agradable, el mismo ke antes, cerrandole ahora por completo las heridas, de esa manera no le molestarian.

El ultimo hechizo del dia, la magia del paladin cedio ante akello, pero no importaba, al menos habia curado a la chica, ya se curaria el al dia siguiente....

De ninguna manera aquellas palabras lograban despreocuparla. Una cosa era decirlo, mas otra, era no poder ocultar el dolor que sentía el paladín, lo cual hacía que las frases tranquilizadoras fueran para nada.
Algunas últimas lágrimas rezagadas calleron al suelo así como otras sobre el cuerpo del paladín al estar tan inclinada sobre él; y tras unos sollozos más hizo un gran esfuerzo por calmarse, e intentar hablar con normalidad.

-Estoy bien.. -Le aseguró, acongojada, llevándose la manita libre para limpiarse las húmedas mejillas. Qué desesperación; el ser curada con las últimas fuerzas del paladín la hacía sentir aún más culpable, y peor aún si ella no podía retribuírselo de ninguna manera. Aunque... tal vez sí había una forma, aunque solo era un rumor que había escuchado hacía tiempo. Le resultaba curioso nunca haberlo intentado.
-Dicen... -comenzó a hablar, mordiéndose anteriormente el labio inferior con un poco de inseguridad.- ...Dicen que los vampiros podemos curar a los demás... c-con nuestra saliva. -No pudo evitar sonrojarse un poco, pero ese no era el momento para sentirse avergonzada. Quería ayudar al hombre que la había protegido con tanto fervor, a cualquier costo.
-¿Q-Quieres que lo... intente? Aunque no s-sé si sea útil...

finalmente pudo dejar de estremecerse debido al dolor y al cansancio, aunke sabia ke en parte eso no iba a despreocupar a la vampireza, y era lo ultimo ke keria, ya le habia preocupado lo suficiente pudo sentir akellas calidas lagrimas ke le caian. -no te dara asko?- Medio bromeo, asi era de cinico, mas tambien lo hacia por tratar de alivianar la situacion, no habia necesidad de ponerse dramaticos o exaltarse, eso era muy frecuente en batalla ke no? salir herido, ya era algo normal, al menos para el peli negro.

-Como gustes sinceramente- y la recia mano del paladin le alboroto algo el cabello mientras le sonreia. -Trankila, ya veras ke para mañana me pondre bien- Claro no era debil y nada ke la magia curativa no regenerara. De manera brusca se arranco la manga de la camiseta ke vestia debajo de todo el armatoste. El brazo izquierdo era el ke tenia mas cortadas debido a las "hojas" ke habia lanzado el silfo.

Los cortes parecian haber sido hechos con una navaja o una daga bastante filosa, eran algo profundos mas el paladin no habia emitido keja alguna para no preocupar a la chica, aunke akello ya habia sido en vano. -Dah ke idiota soy ya te hice llorar... perdoname- lo ultimo sono demasiado sincero, como nunca lo habia hecho. -Si eso te pone mas trankila, adelante Obviamente se referia a lo ke la vampireza le habia dicho con anterioridad, y becker confiaba en la chica no le morderia, y si lo hacia... bueno daba igual, confiaba plenamente en ella, mas ke en cualkier otra persona ke hubiese conocido, y eso ke apenas si tenia poco de conocer a la castaña.

kiza lo ke le llevaba a confiar en ella, era saber como se sentia respecto a ke los demas eran sobreprotectores con ella...
Ironias, pues en la iglesia de paylor siempre habia escuchado ke los vampiros eran seres oscuros sadicos y desgraciados pero el, nunca pensaria en algo asi para dalilah, simplemente ella no era de esa manera.

Habia cosas ke el podia ver, no como la gente normal y era el interior de las personas. Tanto como en el fondo, como lo demostraba, la vampireza era una persona dulce gentil y bondadosa, todo lo contrario a lo ke sus compañeros paladines pensaban de los de su raza.

Ante aquella broma, negó suavemente con la cabeza, forzando una sonrisa al notar cómo el paladín quería alivianar la situación. Vaya... admiraba la fortaleza de aquel joven; ella en esa situación, a diferencia de él, de seguro estaría haciendo un berrinche insoportable por el dolor, o al menos no dejaría de derramar lágrimas incansablemente. Después de todo, por más años que tuviera, era sólo una niña en mente y alma.

-Yo... quiero ayudar co-como sea. -Murmuró decidida, observando como el joven dejaba a la vista las heridas sangrantes de su brazo. Maldición... eran tan suculentas; tenían un aroma tan apetitoso... ¡Que no! No debía morderlo, tenía que ayudarlo. ¿Cómo lo miraría a la cara si por accidente le clavaba los colmillos? Sin duda, tenía que resistirse.
Arrugó el puente de la naríz y se pasó una mano sobre las mejillas, volviendo a secárselas de nuevo, y con cuidado tomó el brazo más dañado del hombre. Sentada como estaba, se acercó a éste con los labios entreabiertos y, tras tomar una buena bocanada de aire para poder contener la respiración, comenzó finalmente a lamer con cuidado y lentitud. Tal como habían dicho... las heridas comenzaron a cerrarse al paso de su lengua.
Pero no era tan fácil; con cada herida cerrada, la tentación para la mujercita aumentaba, y sin darse cuenta, sus colmillos cada vez eran más notables e incluso al lamer, éstos rozaban con la piel ajena causando lijeros raspones apenas notables.

Finalmente terminó con un brazo, el cual quedó "como nuevo", sin herida alguna aparte de aquellas marcas rojizas y finas que eran el camino de los colmillos, pero solo era una leve irritación en la piel. Pasó entonces al otro brazo, el menos lastimado, y arremangó la camiseta del humano para poder ver los cortes.
Se acercó... ya un tanto insegura pues había tanteado con su lengua los aguzados colmillos que habían crecido más de lo normal. Sus latidos se aceleraron ante ésto. Estaba asustada; pues ya no sentía fuerzas como para resistirse a la tentación. Y peor; se sentía culpable.
Repentinamente se hizo hacia atrás llevándose una mano a la boca, mirando con el ceño fruncido las heridas aún sin sanar.
-Becker.. -Lo llamó susurrante, tapándose los labios y así escondiendo los colmillos. -Tengo... ta-tanta hambre... -Confesó. Pero en realidad, había querido decir "no puedo contenerme" o, al menos "huye"... Pero esas palabras habían sido demasiado directas. ¿Qué haría el paladín?.

"yo kiero ayudar como sea"... Sonrio de nuevo pero esta vez de manera sincera, ahora comprobaba aun mas ke no se ekivocaba con respecto a dalilah.... Al menos la "menor" ya se habia calmado, ya era algo, habia logrado su cometido. Sintio como las heridas se iban cerrando, y akella "irritacion" en la piel ke fue causada por los colmillos de la vampireza, mas no le dio importancia no iba a kejarse porke dalilah le estuviese ayudando, eso si seria ser un verdadero desgraciado.

Sintio como le arremangaba el otro brazo, pero tambien se percato de cuando la niña. Ah ya sabia ke pasaria algo como eso, pero no le importaba demasiado.

Nego levemente ante la peticion de la chica, o al menos el tono de voz le demostraba ke trataba de decir o insinuar otra cosa -No te preocupes, esta bien- Realmente akel paladin no tenia miedo de nada? .... Claro, habia cosas ke si podian hacer ke se retractase, o hasta acobardarse, mas ke akella damita le mordiera no era una de ellas, al contrario hasta parecia kerer ke lo hiciera, o al menos no se notaba ke pusiera resistencia

-Trankila, hazlo si gustas- y finalmente le dio "autorizacion" para alimentarse, si ella kisiera, tampoco le iba a obligar a hacerlo, kiza akella se negaba a alimentarse de seres humanos y el estaria obligandole a hacerlo.


(( DX disculpa lo corto de los post >_> pero los teclados del cyber apestan y el tiempo no ayuda ;_; te prometo ke cuando regrese posteo mejor ò___o ))

(( Hay cosita xD! no te preocupes D: igual amo tus posts~~ ))

Angustia. Si, definitivamente aquel era el sentimiento abrazador que llenaba su cuerpo en ese momento. Angustia y desesperación, a la vez que enojo consigo misma. No quería morderlo, no quería hacerle daño a aquel que la había protegido de tal manera que había salido tan lastimado como lo estaba el paladín. Pero necesitaba alimentarse...

El joven le dio la aprobación para morderlo, y finalmente se inclinó sobre el otro posando las manos sobre los hombros ajenos. No quería, definitivamente no; pero la tentación y el hambre eran los dominantes ahora. Fue acercándose al contrario, respirando por la boca agitadamente. Su propia sangre ardía, era como si algo más la estuviera impulsando a hacer aquello; no quería pero a la vez sentía la necesidad imperial de hacerlo. Y finalmente, de un movimiento rápido y brusco, penetró con los aguzados colmillos la piel del cuello del paladín.
Ah... que delicia, que sangre tan dulce, tan exquisita. Y tan extraña, principalmente. Le encantaba, y al fín era algo diferente: Ella siempre se había alimentado de su hermano, y jamás había mordido a otra persona. ¡De lo que se había perdido durante tantos añares! La sangre humana era tan deliciosa y apetecible, y más si se la comparaba con la insípida sangre que poseían los vampiros.

Le costaba dejar de beber, detener aquellos largos tragos que daba a cada momento, drenando casi por completo al hombre. Claramente, un humano menos resistente ya se habría desmayado hacía tiempo. Lo soltó al haberse saciado tras lamer la herida del cuello, relamiendose los labios rojizos y bañados en carmesí mientras lo recostaba con cuidado en el suelo, sobre la helada nieve manteniendo un rostro sereno, silente y seria, como si no fuera ella misma.
Pero entonces, reaccionó. ¿Porqué... porqué había hecho aquello? El hambre no lo justificaba... No, definitivamente no, pero ya lo había mordido. Por lo menos no lo había matado... vaya consuelo.
-Lo.. Lo siento, yo no... -¿De qué servía disculparse? Ya lo había mordido y no había vuelta atrás. Después de todo solo era una vampireza... una criatura que sobrevivía a costa de los demás. Cuando niña le habían dicho que no se encariñara con algún humano, que ellos no eran más que comida; y ahora sabía porqué se lo decían. El sufrimiento era insoportable. ¿Insoportable?... qué egoísta.

-¿Estás bien? -Le preguntó susurrante. Ni siquiera sabía con exactitud si el otro estaba consciente.