Mael Kirkgard

Nombre: Mael Kirkgard

Edad: Tiene unos cien años, es un vampiro joven. Pero aparenta 23, que es la edad en la que lo convirtieron.

Sexualidad: Homosexual

Estatura: 1,75

Raza: Vampiro.

Ocupacion: Créase o no, es sastre y tallador de gemas.

Armas: Ademas de sus propias manos y sus colmillos, arma típica de todo vampiro, lleva consigo una espada Claymore afilada por las dos vertientes de la hoja, poseedora de una empuñadura de gran longitud (al menos un cuarto del total del arma). Esta espada le permite moverse libremente y, a la vez, defenderse y bloquear ataques enemigos al carecer de escudo al ser un arma fuerte.


Habilidades:
Como todo vampiro tiene una gran fuerza física, corre rápido y es capaz de sanar sus heridas siempre en cuando esté bien alimentado. Caso contrario, las hemorragías podrían llegar a ser mortales. No hace uso de su fuerza porque no le gusta pelear y, más importante aún... No quiere romper él mismo su propia espada. Así que en un combate armado sólo usaría la misma fuerza que un humano normal, lo hace casi sin darse cuenta. Pero en un combate cuerpo a cuerpo iría a por todas con sus manos y sus colmillos.

Lista de Ataques:
En una pelea cuerpo a cuerpo, no usa ningún ataque en especial salvo golpear, morder y destrozar. Si, es poco fino y elegante, no va de acuerdo al código de los vampiros. Pero, vamos. Que es mucho más sencillo y rápido para eliminar al objetivo sin ensuciarse (demasiado) la ropa.


Debilidades: La luz del sol, si bien no lo mata, lo deja muy debilitado hasta ser casi como un ser humano normal. La sangre enferma también lo daña. Puede beber líquidos que no sean sangre, pero nada que tenga ajenjo, láudano, mostaza o nuez moscada en exceso porque son venenos en potencia (lo son hasta para los humanos). Intentar comer algo sólido sólo va a producirle un malestar tan fuerte que no va a poder levantarse de la cama ni para vomitar.

Apariencia Fisica:
Alto, de piel muy blanca y grandes ojos almendrados que decoran su cara delgada y en forma de corazón asemejando a un pequeño gatito. Su nariz es pequeña, igual que su boca, tiene el cabello corto y desordenado con flequillo por encima de su frente el cual es de un color castaño oscuro. De contextura pequeña, brazos largos y piernas largas, su figura le da un aspecto bastante ambiguo y hasta algo andrógino excepto por sus hombros, rectos y anchos. No tiene demasiada musculatura, por lo que aparenta ser débil y más joven de lo que en realidad es. Claro, las apariencias engañan... Cuando tiene sed sus ojos se vuelven rojos y su mirada un tanto cruel y malvada. Por lo general viste con jubones, chaquetas y trajes completamente blancos. Pero, de vez en cuando, si esta de un humor "especial" se viste de negro. Al ser sastre, el confecciona y diseña tantos sus propios trajes como sus joyas.

Personalidad:
Es un muchacho bastante despierto, inteligente y bastante amable teniendo en cuenta que es vampiro. Debido a malos momentos de su infancia creció aprendiendo a esconder sus emociones, con una habilidad innata para saber cuándo alguien miente o no, habilidad que muy rara vez falla. Es desconfiado, aunque lo oculta, y sólo logra desaparecer esa misma desconfianza cuando logre un vínculo fuerte con alguien. Con todos es amable y comedido, de pocas palabras y sonrisas un tanto forzada. Su personalidad es cambiante, alterna entre la extraversión y el aislamiento. Cuando está bien viste de blanco y en esos momentos le gusta ayudar a los demás como un buen samaritano y no soporta ver a alguien en problemas y no hacer nada, pero eso no quiere decir que confíe en todo el mundo. Cuando viste de negro es sarcástico, descarado, algo orgulloso y bastante juguetón. No le importa tomar lo que desea y es capaz de cualquier cosa para lograr sus objetivos... Sin embargo, tiene una buena faceta; aquél que logre ganarse su confianza y su afecto podrá ver a un Mael completamente diferente, uno que está oculto a los ojos de todo el mundo. No adora los lujos a diferencia de muchos de sus congéneres pero sí es muy lascivo.

Gustos:
La buena música, los sonidos armoniosos y cálidos que pueden ir desde el movimiento de una cimitarra en el aire, de el gotear de la lluvia, hasta la hermosa voz de alguna doncella cantante o algún jadeo deseoso de cualquiera de sus amantes. Adora las telas suaves, el brillo precioso y hechizante de las piedras que talla hasta crear obras de arte que cualquiera envidiaria. Aunque no puede comer, el olor de la comida cocinada le produce cierto solaz. Adora el aroma natural de las cosas, la suavidad de la piel y las telas, el brillo de la luna y los lugares ruidosos en los que se juntan los seres humanos. Le agradan los gatos y los perros (Puede adoptarlos compulsivamente). Y los hombres. Sobre todo los hombres. (Sí, también puede adoptarlos compulsivamente).

Disgustos:
Desprecia a la gente sucia y también los perfumes. Sí, es contradictorio, pero ni él mismo puede explicarlo. Odia el olor a carne podrida y alimentos crudos, desprecia la cerveza y el ron como a cualquier brebaje alcohólico de baja categoria. No le gustan las mujeres como compañeras de cama pero puede llevarse bien con ellas. Detesta los reptiles.

Imagen:

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Transformación:

Breve Historia: A pesar de los años, aún recuerda cosas de su vida como humano. Había crecido en un pueblo rural y humilde, como muchos de tantos. Si bien su familia no era rica y a veces tenían carencias, nunca pasaron hambre y sus padres jamás les enviaron a pedir comida ni trabajar a altas horas de la noche como muchos hacían. A veces papá se ponía violento cuando tomaba demasiado ron, pero no era nada que no pudieran manejar. Si bien no podían tener estudios, su madre les envió a aprender un oficio. Mael, como el menor y el más débil de sus hermanos, fue enviado ante el sastre del pueblo para aprender con él. Entre telas e hilos, el pequeño jovencito aprendió lo mejor del oficio de sastre, cómo crear buenas ropas, cómo distinguir las telas, qué patrones usar... Y también aprendió a complacer y a complacerse mientras yacía en el suelo lleno de telas cortadas e hilos con el hijo del buen sastre que parecía no darse cuenta o hacía la vista gorda. El chico trabajó duro para ayudar en la casa y labrarse la vida, permaneciendo fuera del hogar lo más que podía a medida que su padre iba bebiendo cada vez más de ese vil brebaje inmundo con sabor amargo. Hasta estaba fuera de casa cuando no trabajaba, y así conoció al gitano tallador de gemas que le enseñó su oficio... Y un par de cosas más de las que nadie se enteraría nunca.

Poco a poco, Mael fue prosperando. Se había hecho amigo del anciano Sastre y éste decidió dejarles su negocio a él y a su hijo, que ambos cuidaron con bastante esmero cuando no estaban escondidos en algún armario para hacer travesuras. La adición de las gemas, adornos y joyas que el menor de los dos hacía disparó el negocio al punto en que ya no daban más a basto con tanta demanda. ¡Todo era perfecto! Pero el destino es cruel. Pronto las cosas cambiaron para Mael cuando su aldea fue atacada por un grupo de mercenarios. Muertes, fuego, casas destruídas, viviendas saqueadas, mujeres siendo arrastradas para ser ultrajadas y niños apaleados. La tienda se consumió en el fuego de la batalla y Mael aprovechó para escapar en dirección al bosque. Su familia, su amante, todo por lo que había trabajado, toda su vida pasaba delante de sus ojos mientras escuchaba pasos y risas a todo su alrededor. Sabía que tenía que volver y hacer algo, ¿pero qué? ¡Ni siquiera sabía si su querido Bryan estaba vivo!

De repente sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una criatura hermosa se paró delante de sí. Oscuro, intimidante y bello, aquellas palabras describían a la perfección al hermoso vampiro de cabellos negros y ojos rojos que le miraba fijamente, esbozando una sonrisa de triunfo. Lo último de lo que fue conciente antes de ser atacado y mordido era que aquél bello ser parecía muy conforme con haberle encontrado a pesar de estar "de paseo" y que iba a ser una encantadora adquisición. Aquella noche, Mael fue desangrado y convertido en vampiro. Fue un proceso lento, doloroso, un cambio que le afectó para siempre hasta separarlo por completo de todo lo que había sido su vida anterior y su personalidad. Un nuevo Mael resurgió de entre las sombras y la sangre, acoplándose junto con su maestro y amante vampiro al reinado nocturno.

Hoy día, Mael vive su vida completamente solo. Su maestro desapareció hace mucho tiempo pero no lo extraña. Ahora puede disfrutar de su inmortalidad y evitar pensar en aquella noche de fuego y sangre que aún lo atormenta en sueño.

Extra:
Es suke. Un poco sadomasoca, pero no al extremo y sólo en ciertas ocaciones. Es celoso y protector de todo lo que considere de su propiedad. Le encanta atar y ser atado. El olor a sangre lo enciende.