Disfrutando

Contrario al ambiente tranquilo que se disfrutaba dentro del burdel, las calles mostraban actividad inusual.
-¡Atrapenlo!- Grito uno. Alto, fornido, y con barba, de avanzada edad y cubierto por una armadura a cuerpo completo. Tras la orden, dos sujetos con alas se avalanzan sobre aquel que era perseguido ¿Quien era?. El joven albino corria con literalmente fuerza sobre humana. Freno unos instantes dando un giro para observar a aquellos que se lanzaban sobre el.

Con su diestra, frena la trayectoria de uno, clavando bien los talones en la tierra. No queria herir a nadie, no era su intencion. Los paladines son la peor escoria para el, culpandole de cosas que nunca ha cometido. -Necesitaran mas que eso señoritas- Se mofa, tomando de la cabeza al guerrero aguila que se habia lanzado en carga contra el es como gira para lanzarlo contra el general que habia dado la orden, y aunque se encontraba bastante alejado, el cuerpo del soldado a su servicio termino por tirar a ambos al piso.

Aprovechando la distraccion, el semi demonio emprende la huida nuevamente, mas en el piso se percata de algo: La sombra del segundo. -¡Mierda!- Que persistentes. No podria escabullirse como lo tenia pensado. O tal vez si. Salto a uno de los tejados y apunto su ballesta sujetada por su izquierda, el paladin en cueston maneobro para eludir las flechas que se dirigian hacia el.

De nada serviria. Guardo a Blue rose tras suyo, mientras apretaba su inusual diestra con bastante fuerza. -¡Grah!- Y lanzo un puñetazo contra quien pretendia atraparle. La energia se disparo y el otro termino en el suelo. Sin perder tiempo de nada el oji azules comienza a correr entre los tejados. Era probable que pronto le dieran alcance, o de seguir asi alguien mas lo viera.

-Bingo~~- Lo tenia, una vez mas lanzo un puñetazo, su brazo dio la impresion de extenderse pero era solo parte de su energia demoniaca. Una vez que se sostuvo de las vigas de un magnifico edificio se adentro por una ventana al lugar. No obstante, no se dio cuenta de a donde fue a caer: Al burdel.

El sonido de su peso caer en el piso de madera de la habitacion no se hizo de esperar. Nero, tomo con fuerza las persianas y cerro la ventana, sin percatarse de momento que estaba acompañado.
Suspiro con alivio, les habia perdido al menos de momento, fue que cayo en cuenta que no se fijo en donde se habia adentrado ¿Que tal si era otro sitio santo? Giro sobre sus talones, llevandose con la sorpresa... -¿¡Que mierda!?- El rubor no busco escondite en sus blancas facciones al observar el estado en el que se encontraba el vampiro.

-¿Mmh...?

El hematófago paró las orejas y se irguió apenas en su precioso lecho de seda al escuchar en las lejanías y, acercándose cada vez más, el ruido de espadas, armaduras y hombres gritando. Conocía aquél ruido, podía distinguirlo a la perfección luego de tantos años caminando por el mundo pudiendo oír con mayor sensibilidad que los demás. Aparte, era una escena de costumbre: Los paladines siempre estaban persiguiendo a alguien que era diferente o pensaba distinto. Les envidiaba su nobleza y la vehemencia con la que creían en sus convicciones pero, por otra parte, le parecían un poco insulsos y tontos. No pudo evitar sonreír levemente, abrazado a su almohada mientras jugueteaba con los bordes de su entre comillas traje al escuchar todo lo que pasaba. El chico al que perseguían (porque, por su aroma, el sonido de sus pazos y su voz, era un chico) parecía ser bastante bueno.

Disfrutó como nunca de la persecución, como quien contempla una obra de teatro maravillosa, y una vez que el ruido comenzó a acercarse demasiado a su ventana no pudo sino removerse un poco. Frente a él apareció un joven humano con una escencia especial. Era albino, alto y de buena complexión. Se relamió gustoso, pensando en lo que podría hacer con ese chiquillo cuando éste se dio la vuelta y le miró.

No pudo evitar sonreir al ver el sonrojo en esa cara juvenil. Claro que la carcajada que su grito le produjo se la guardó para él solo.

-Ooh... ¿Qué tenemos aquí? -su voz sonó meliflua y dulce, como una invitación a caer bajo su encanto y ante los más bajos deseos que cualquier criatura pudiera albergar mientras que él, en movimientos lentos y calculados, casi hasta femeninos en cierto modo, fue ilevantándose de la cama. Primero se irguió, sentándose. Esbozó su mejor sonrisa a medida que iba levantándose, estirando cada parte de su cuerpo de forma lenta, gatuna, sumamente suave. Así, apenas cubierto por esa tela transparente, fue acercándose poco a poco al joven proscrito, moviendo las caderas de un lado al otro a cada paso-. Un joven guapo y encantador se ha aparecido en mi ventana, como un príncipe. ¿Será mi noche de suerte?

Siempre sonriendo, Mael logró llegar muy cerca de él. Tanto que pudo rodearle el cuello con su mano izquierda, acariciarle el pecho de forma sensual con la derecha y pegar su cuerpo por completo al de él.

-No es bueno huir de los paladines Aleluya y terminar en un burdel, primor.

¿Burdel? ¿Príncipe? ¿Qué demonios?

Ante las acciones del vampiro lo único que puede hacer el albino es tensarse y quedarse inmóvil, con las mejillas latentes debido a la vergüenza del momento. Frunciendo el cejo, es como lo aparta, usando su diestra, logrando percatarse de algo con ese suave movimiento. Su mano brillo intensamente color azul. -Prohibido tocar- Bromea, de ser posible, hubiera retrocedido levemente pero recordando aun, que estaba cerca de la ventana no lo hizo. En cambio, solo dio un leve giro con un par de pasos para colocarse tras el otro.

-Bonito lugar al que he venido a caer- Masculla, examinando el lugar. Camino un poco para alejarse de la ventana, no fuera ser que los paladines detectaran su aura maligna... Aunque... -¿Y qué hace uno de tu tipo en este lugar? creí que se pudren en riquezas- Cuestiona señalándolo maleducadamente con el índice diestro. Dicho brazo estaba completamente vendado, o al menos lo que su gabardina permitía ver, ya que esta lleva hasta la altura de su codo.

¿Cómo es que se percato que Mael no era humano? Fácil, su Devil Bringer hace posible el percibir el aura y energía vital de las personas, en el, al tocarle para separarse, no pudo percibir eso por ende el destello que lanzo su mano demoniaca. Ahora caía también en cuenta el porqué el otro se comportaba de tal manera... Los de su raza suelen ser así, sensuales, aunque la palabra no le
agradaba para nada hacia su persona, viniendo de un hombre, o al menos, de un desconocido. -No me digas que te apetecía un aperitivo y por eso el comportamiento femenino- Burlón, sonríe dejando ver levemente los canidos, un poco más largos que los de un humano promedio.

Vamos, mirad que ese joven demonio se había tomado en serio todo el asunto, e inclusive internamente se cuestionaba el porqué el otro no habría dicho nada sobre la brusca intromisión al sitio. A lo lejos, en apagados murmullos se oían las voces de quienes pretendieron darle alcance, aunque ahora no importaba, les había perdido, estaba lejos. Solo esperaba, que su mala suerte no lo echara de cabeza, lo usual.

Bufa levemente, pues el incienso nunca ha sido de sus fragancias favoritas, se usa en veces, en las iglesias...

Con suave sonrojo en las facciones, es como le mira aunque solo de reojo, por la posición del vampiro y el escás de ropa.

-Je-

Tomando con índice y pulgar una de las muñecas del vampiro, le separa nuevamente. Burlón y pícaro, es como decide responder a la interrogante, no sin antes dar otro leve giro, como si bailaran, aunque meramente lo hace para mantener al vampiro al margen.

-Lo sabes, soy irresistible- Se mofa -Los paladines me seguían porque tengo una personalidad atrayente-

En un gesto de falsa vanidad, se retira un mechón de la frente. Su atención fue robada por la puerta de la habitación ¿Alguien le habría escuchado al entrar por la ventana? Era probable, y aunque no hablaba con un tono de voz alto, sería muy extraño que el castaño, estuviera hablando "solo".

Una vez mas, observa a su acompañante. En el fondo, sabe que su comportamiento esta mal, mas no sabe comportarse de otra manera. Y menos, con razas como la de Mael, pues en la orden, al igual que los paladines que le seguian, solia darles cazeria, y aun lo hace, con uno que otro demonio.
El vampiro seguro no estaria satisfecho con la respuesta, y que mejor, eso se tornaria bastante entretenido.

-No me cabe la menor duda, encanto.

Como si le creyera, tomó las manos de aquél chico demonio para continuar con el improvisado baile. Claro que de vez en cuando se acercaba más de lo debidamente permitido usando sus movimientos de vampiro, aprovechando para dejarle marcas de beso aquí y allá, girando, haciendo un paso y volviendo a girar. Le vio mirar hacia la puerta y se rió.

-Cariño, con el escándalo que hacen los clientes y la cantidad de veces que pierden horas haciendo que los y las trabajadoras de aquí escuchen sus problemas, las puertas estan echas de madera gruesa para que ningún sonido moleste a nadie. Dudo que te hayan escuchado... Pero ahora, deberias contarme la verdad -replico, rodeandole el cuello con ambos brazos para acercarlo de sopetón a su cuerpo-. No querrás que me ponga malito, me acerque a la ventana y grite como doncella ultrajada para alertar a los aleluya, ¿cierto? Yo menos -dijo, riendo, y le mordió la oreja-. Asíque, si puede ser, me agradaría escuchar tu historia. No voy a morderte, ¿sabes?

((Mil perdones D: menesteres de la escuela. Feliz cumpleaños algo atrazado xD))

Al parecer sus bromas no funcionaban, ocasionaban lo contrario... Mejor dicho el vampiro le seguia el juego y el ni en cuenta. Aunque se mantenia al margen siempre, o lo que podia. LA palabra... "Encanto" algo que jamas creyo escuchar para su persona, solo logro que su sonrisa burlona se anchara, en todo momento observandole.

-Se nota que ya tienes tu experiencia aqui ¿Ah?-

Sonrio, esta vez dejando ver los prolongados colmillos que poseia, seguro no tan largos como los del vampiro pero si algo afilados para ser de humano.
Rio levemente, siempre burlon y siguiendo el juego. Con indice y pulgar diestro, aun envuelto en esa venda retiro por la muñeca, uno de los brazos de Mael como si fuera algo, que no queria tocar con todo el puño, el otro lo aparto con un movimiento leve de su siniestra.

Le miro. ¿Seria capaz? Soplo hacia arriba, para quitarse un mechon de cabello estorboso. No le agrada la idea de ir por alli exibiendose como fenomeno de circo (pues, en veces se sentia de esa manera por su demoniaca extremidad) ante la gente pues bien sabido es que causa interes en los seres del bajo mundo por esa misma razon.

Aunque aseguro que no iba a morderle, no estaba seguro, no le teme a las mordidas vampiricas, pero sabe, que Mael no se refiere a la accion para alimentarse... De un nuevo giro, se aleja de el, con las manos sobre la cintura, ladeo como cachorro desentendido la cabeza.

-Aunque ese papel no te queda nada mal-

Le señalo levemente con el indice diestro guiñando un ojo como si acabara de atinarle a la verdad. De un movimiento rapido con la izquierda, toma la venda y asi, dejar expuesto su devil bringger. Debia ser precavido y alejarse lo que pudiera del vampiro, pues cualquier poder sobre natural podria desatar un brillo intenso en esa extremidad, y por en ende, delatarle.

Esa mirada, Nero sabe bien que el otro es capaz de gritar con tal de entretenerse...
Aunque su sonrisa juguetona y burlesca no desaparecia de sus faccines albinas.

Ante el toque, el joven fortuna no hace mas que dar un paso hacia atras y llevar la demoniaca diestra tras de si evitando con ello cualquier roce.

-Ah-ha-

Niega con la siniestra.

-Prohibido tocar, nos meteriamos en problemas-

Aclara. Seguro el devil bringer emitiria un brillo intenso, pues cuando Nero le toco al principio, tenia el brazo vendado, lo cual reducia el tacto entre ambos, pero ahora... no habia nada.
La pregunta, esa maldita pregunta, esa que tanto repudiaba. Solamente frunce el cejo.

-Ni lo menciones, esta maldita cosa me vuelve loco...-

Alzo levemente la diestra mirandose el antebrazo por la parte interna y despues por la externa, antes de apretar su puño a la altura de su rostro y despues mirar al vampiro.
La diestra de Nero es mas similar a la de un dragon que a la de un demonio. Blindada de escamas rojizas y por la parte de enmedio, en ese espacio ocasionado por el cubito y el radio, al igual que la palma de la mano y los dedos emanaba un brillo azulino.

-La pubertad nos pega a todos de distinta manera, quiza esta fue la mia, quien sabe-

Se encoge de hombros elevando levemente las manos en gesto de no darle importancia... Pues, tecnicamente, no miente, desconoce su origen... Desconoce que es hijo de una noche de placer en un lugar similar, de una prostituta, y un demonio.