algo brillante en el fondo...-libre-

Unos ojos azules se encontraron con los suyos, examinandolo. Si bien podía percibir los sentimientos, los pensamientos seguían siendo un gran misterio para él así que no estaba seguro si el otro ya la había identificado. Pensó que si. Era lo mejor en caso de que aquel quisiera pelea, cosa que dudaba dada la dificultad con la que había captado sus emociones, tranquilas y controlables como el alma que astibaba en los ojos ajenos.

-Los recuerdos y el pasado-fue su respuesta, paseando la mirada sobre la superficie del lago. Vaya, sigue igual de hermoso. Cerró los ojos por un segundo antes de returnar la atención al elfo, ligeramente más alto- No ha cambiado en 100 años, es una alegría -Sonrió con amabilidad. Él tampoco disfrutaba de participar en peleas. Causarlas y quedarse con los restos, si.

Notó inmediatamente el examén al que estaba siendo puesto a prueba. Le restó importancia, considerandolo algo común, ni siquiera le interesaba las intenciones que el otro traía.- Es interesante que un elfo tan joven sea atraido por estos parajes -Se mantuvo en silencio por un largo rato con plena confianza en que no lucharía con ningún elfo ese día-

Los elfos eran seres muy interesantes. No solo era sencillo leer lo que sentían sino que podía sacar inmediatamente las intenciones sobre él, así que simplemente cuando notó que aquel se hallaba relajado en cuanto a todo lo que le rodeaba a él, se mantuvo comodo de pie en su lugar. Ya estaba acostumbrandose al helado viento que azotaba de vez en cuando, maravillado como la naturaleza seguía su curso de modo constante, lento pero, segura.

La suave voz del ser cerca de él, le parecía casi tan bella como el lago de Cristal bajo sus pies. Asintió ante las razones que le daba, interesado solo en hablar un rato hasta que fuera insoportable para él resistir, o hasta que se viera en la necesidad de alimentarse de algún humano, en algún poblado cercano...Bueno, relativamente cercano ya que, había comprobado que las zonas habitadas por sus posibles victimas se hallaban a una gran distancia...Suspiró. En todos sus siglos había una época de depresión. Y siempre detestaba vivirla...Era lo peor de todo.

Se sorprendió un poco ante la humilde petición que se le hacía. Rió suavemente, acomodando la capa sobre sus ropajes para mantener el calor.- Lo lamento, la historia exacta no existe...Solo son cuentos entretejidos, y ya que son tan antiguos, deben tener algo de verdad cada uno de ellos. -Murmuró, sintiendose un viejo que le habla a sus nietos sobre los días mozos. Se retiró la capucha, dejando ver sus cabellos y rasgos con mayor claridad. Le molestaba hablar con un pedazo de tela entre sus sentidos, lo consideraba de mala educación- Sin embargo, puedo decirte que este lugar ya era así cuando nací como demonio. Y aún en esos tiempos, las mismas historias corrían por estos parajes. -Observó el cielo, la extensión de todo el paisaje sin dejar de sonreir-

-Sí, me encuentro lo mejor que se puede estar en un lugar así- Murmuró sonriendo con amabilidad. Si bien usualmente no hablaba de ser un demonio, está vez le había dejado en claro a otro ser vivo que no le importaba que nadie más supiera, más bien, le estaba resultando algo normal que lo vieran como tal- No hay necesidad de preocuparse, gracias. -Era lo mejor, quería seguir su conversación del modo más animado posible. Parpadeó, returnando su atención al extraño. Le parecía fuera de lo común que un ser como aquel se preocupara por alguien como él, sobre todo dando el lugar donde estaban.

-No te desanimes. Podrás hacerlo, si eres listo, lo lograras - Animó un poco, no quería que aquel se rindiera sin ni siquiera intentarlo. Un elfo amable se merecía el apoyo que rara vez un demonio otorgaba a otro fuera o de su especie. Algo así como un "tu te preocupas de mi, yo de ti", siempre buscando un beneficio, entretenimiento y cualquier cosa que se pueda sacar de una situación. cruzó los brazos- Igualmente, no le veo la más minima diversión en averiguar la verdad...

Un lugar así no puede tener nada bueno oculto tras esa fachada. La belleza tiene dos orígenes: la luz verdadera y...La superación de una desgracias.

La belleza del paisaje era hipnotizadora. “Es tan hermoso todo esto” pensaba una y otra vez que sus pies le llevaban a ese precioso lugar. Sentía como esa misma le envolvía, lo jalaba a permanecer allí durante un largo tiempo. Durante la eternidad si eso fuera posible. Y vaya que lo era. Después de todo, él era inmortal ¿No? A pesar de ser acuchillado, ahogado, atravesado por cualquier objeto…Nunca moriría. Nunca disfrutaría del descanso y el pasado sería por siempre y para siempre una carga, una cadena, en su corazón. Estaba condenado a vagar por el mundo descubierto y por descubrir hasta el final de los tiempos. Y lo sabía, lo peor era que entendía la consecuencia de esto. Pero, hasta ahora no encontraba el porqué de esta desgracia dolorosa. ¿Por qué él, de todas las criaturas? Cerró los ojos momentáneamente, alejándose inconscientemente de ese sitio, del joven elfo a su lado. Sus manos temblaron debajo de su ropa por el pánico abriéndose paso en su cuerpo, el miedo atenazando sus células reanimadas muchos siglos atrás.

No permitiré que mueras, mi querido Nikolai.

Abrió los ojos violentamente al recordar esas palabras, posándolos con suavidad en el manto helado que era el agua congelada de la superficie del lago. En su juvenil faz se vió una sombra de terror y tristeza al recordar las primeras palabras oídas una vez despertó de su sueño. Ni siquiera oyó la respuesta educada que le dedicó el otro, perdido como estaba en el ahogante mar que eran sus reflexiones. Eterno. Eterno. Para siempre. Inmortal. Así era ese lago. Así era él mismo. Sus ojos saltones repasaron por decima vez la zona que alcanzaba a ver, luego, la dirigió a sus pequeñas y blancas manos. “Somos iguales, Señor Lago.” Bajó las extremidades, embozando una suave sonrisa. “Deberían estar reducidas a cenizas en estos momentos” ¿Del polvo vienes y a él regresarás? Menuda bazofia. A punto estaba de echarse a reír histéricamente por la angustia cuando escuchó una palabra fuera de lo común para sus oídos, proveniente de la boca de su ahora compañero en conversación.- ¿Elberret? – Sonrió ampliamente al comprender que le estaba dando a conocer su nombre. Pensaba…Bueno, lo que él pensaba no tenía mucha importancia ¿Cuándo la había tenido?- El gusto el mío. Yo soy Nicolás –respondió alegremente, simulando el temblor de su voz dolida al pronunciar la variante de su nombre, odiando con todas sus fuerzas la verdadera.

Su verdadero nombre humano, Nikolai.