Fly Away Now [Privado: Roxanne]

Amanecía. El sol se desperezaba y cubría los campos con su luz anaranjada. Los rayos entraron por algunos agujeros en el techo de la casa abandonada a las afueras del pueblo, ilumninando un montículo de peluches, muebles polvorientos y una cama repleta de juguetes, con las mantas revueltas y un cortinero con finas telas de color de rosa que el tiempo y las polillas habían ido desgastando. A los pies de la cama estaba la silueta juvenil de una chica de larga cabellera negra y rizada que llegaba casi a su cadera. Su ropa era un desastre: Estaba sucia y rota de varias partes, su hombro derecho estaba descubierto y la tela resbalaba como una serpiente dejando entrever la curva de sus senos abundantes sujetos al pecho por vendas. Rossy se había puesto de pie esa mañana, sus piernas recién operadas estaban sanando rápido, aunque todavía no gozaban de los mismos bríos que antes. La chica miró hacia la cama y sonrió. Habló en un tono dulce pero enérgico de voz.

-Roxanne, ya es de día. Hoy te enseñaré como volar por los cielos como te prometí.-

Su sonrisa estaba tan radiante como el sol, que ya se tornaba amarillo y pintaba los cielos de azul. Pero su sonrisa empezó a caerse cuando vio que no recibía respueesta de la menor. "¿Seguirá dormida?"

-¿Roxanne? Oye, ya amaneció...- Dijo, con menos energías que antes, sintiéndose algo nerviosa. Se acercó al lecho y se sentó junto a la niña de cabello púrpura, mirándola dormir profundamente. "¿Qué hago? ¿Le grito fuerte para que despierte? No, eso no estaría bien... Aw, ¿qué hago?". La joven optó por tomarle un hombro y sacudirla despacio para ver si reaccionaba.

-Roxanne...- La llamó de nuevo, esperando que pronto despertase. La joven morena no tenía la menor idea de lo difícil que sería todo como maestra de la pequeña Gaoth.

La joven morena estaba finalizando sus ejercicios de calentamiento matutinos cuando sintió aproximarse la presencia de su pequeña amiga Gaoth. Se levantó justo a tiempo para recibirla en un tierno abrazo y la apretó cariñosamente. Le daba gusto verla tan animada y llena de vida. En su mente superdotada y brillante aún no terminaba de concebir cómo era posible que la gente temiera a aquellos seres hechos artificialmente con magia y alquimia. Para Rossy, Roxanne no era diferente de cualquier otra chiquilla de su edad, a excepción de su extraña manía por exhumar tumbas y abrir cualquier cosa que se moviera. La posibilidad de que esa chiquilla hubiera sido creada con el propósito de ser una médica cirujana se hacía cada vez más grande en la mente brillante de la joven de larga cabellera ondulada y negra como el azabache.

Disipó aquellos pensamientos de su mente y dedicó a Roxanne una cándida sonrisa. La pequeña y adorable niña de cabello púrpura y tierna personalidad la cautivaba cada vez más. Incluso sentía un poco de culpa. Aquella niña le había salvado la vida; si no hubiera sido por su intervención, Rossy se habría desangrado lentamente hasta que llegara la muerte. Por lo tanto, enseñarle a manejar su Ki y aprender a volar se le hacía algo diminuto en comparación a semejante proeza. Sin embargo, el carácter puro e inocente de Roxanne hacían que aprender a volar fuera algo mucho más mágico que salvar una vida.

Bajó a la pequeña al suelo y le miró con una sonrisa de profunda ternura y aprecio. Se estiró una última vez y habló en tono suave y diligente.

- Bien, Roxanne. Como te prometí, te enseñaré a usar el Ki para que puedas volar por los cielos de la misma forma que hago yo. Lo primero que tienes que hacer es relajarte, vaciar tu mente de todos tus pensamientos y sentir como la energía latente de tu cuerpo corre libremente. Este paso es esencial, ¿de acuerdo? No podrás volar si tu mente no está tranquila y serena. -

Explicó, tratando de que todo fuera lo más sencillo posible para su pequeña amiga. Se sentía emocionada, incluso preparada para ser una maestra de las artes del Ki y la mente, pese a que ella misma aún se encontraba bajo un riguroso entrenamiento. Ahora que su cuerpo había sanado por completo estaba decidida a seguir entrenando para superar todos sus límites. Pero primero enseñaría a Roxanne todo lo que pudiera para que aprendiese a volar. Quería cumplir esa promesa con la pequeña Gaoth a toda costa. Una vez que la niña pudiera levantarse en vuelo libremente retomaría su entrenamiento completamente. Y ya puesta, se dedicaría a reparar su vestido.

Rossy sonrió ampliamente cerrando sus grandes y redondos ojos negros como una noche sin luna. La felicidad le llenaba cuando veia a esa niña tan tierna y dulce sonreirle y comportarse de esa manera dulce y cautivadora. Cada vez pensaba más que todos los que perseguían a los Gaoth estaban chiflados o eran unos insensibles y unos ciegos. Aquella pequeñuela, aunque siniestra a veces, era tan inofensiva como un polluelo recién salido de su cascarón y tan inocente como cualquier otra chiquilla de la edad que ella aparentaba. No podía ser malvada, pues Roxanne tenía un corazón tierno y puro que no conocía la codicia, el egoismo ni la venganza.

Pero su sonrisa empezó a desvanecerse poco a poco, y fue sustituido por una expresiónde contrariedad y sorpresa. El pequeño Ki de Roxanne no se estaba serenando para nada, sino todo lo contrario, se estaba presionando y estresando. Lejos de vaciar su mente y relajar su cuerpo, estaba probablemente imaginándose que ya volaba por los cielos. Sus puñitos apretados eran una clara señal de que no lo estaba haciendo correctamente.

- No, Roxanne, no te esfuerces de esa forma. No te esfuerces en lo absoluto, sólo tranquilízate y deja que todo fluya, o de lo contrario no podrás relajarte y vaciar tu mente para ser capaz de volar por los cielos. -

Dijo en tono nervioso y preocupado. Su idea de que todo marcharía sobre ruedas y de que la chiquilla no tardaría en aprender a volar empezaba a esfumarse rapidamente. Siendo la primera vez que enseñaba a alguien, no tenía ni idea de qué hacer. Suponía que lo mejor que debía hacer en casos así era tener paciencia y explicárselo, pero conociéndola era posible que se molestara o se fastidiara con ello, y eso sólo podría provocar que su frustración le impidiese aún más relajar su cuerpo y lograr dominar la técnica para volar.

- Vamos, Roxanne, sólo vacía tu mente y no pienses en nada, ¿Está bien? Imagina que te vas a dormir. -

Sugirió, esperando que aquello funcionara.