Iranaides, bella ciudad, ciudad donde muchos aventureros suelen llegar, donde se puede reposar en los bellos jardines del palacio, o pasar por la gran taberna del Dragón Azul, y también lugar del templo del sol y de la luna, lugar de adoración para los creyentes de los dioses Paylor y Luned.
Justo en este lugar, se encuentra una persona, peli amarillo, arrodillado en el medio, esta orando a su dios, Paylor, como es costumbre para los paladines, era su turno de guardia y se había detenido para poder rezar, el joven se nota calmado, levantándose abre los ojos lentamente pasea sus ojos a lo largo del templo, encantado con lo que todos sus sentidos perviven, la acústica, la fuerza divina, el todo.
Dedicando un momento mientras a paso lento se aleja para seguir con su guardia, los recuerdos tocan a su mente, ve el fuego, su casa en llamas, al verlas siente un escalofrió que le recorre el cuerpo, y al final, ve a sus padres......
Bruscamente abre los ojos, y se ve a unos pasos de la puerta *ese día me perseguirá por el resto de mis días* piensa para si mismo, bajando la cabeza en ademan de derrota, pero rápidamente la mueve hacia los lados y se da unas palmadas en la cara *claro que no, todo lo que necesito es tiempo para superarlo, no puedo dejar que el miedo y la tristeza controlen mi ser, sino, como defenderé a los que mas quiero?* sigue pensando para si. Colocándose su casco de nuevo, abre las puertas, el día era claro, y aun faltaba mucho que hacer