Mirando la Luna Llena... -Libre-

-Ángeles malos y envidiosos, incluso que llegan a creerse mejores que otros. También los hay que quieren superar al "creador", como Lucifer, por ejemplo, que es el Diablo y creador de todos los demonios. Él quería ser mejor que su Dios.
Suspiró. No le contaba aquello a la niña solo por querer dar mala fama a esos seres celestiales. También lo hacía porque les tenía un profundo rencor, a demás de que, como ya había dicho, aquellos seres podían ser aún más despreciables que los demonios.
-Por eso existen los ángeles caídos. Son los que han pecado y fueron expulsados del cielo.

-Ángeles caídos...- Repitió en voz baja, y miró a la luna. Había leído que los Demonios eran Ángeles caídos del cielo, que habían perdido la gracia y el perdón de Dios... ¿Sería cierto?. Suspiró hondamente, y se quedó callada. Sus ojos se empezaron a cerrar lentamente, y se recostó en el regazo de Kirami, a punto de quedarse dormida.

No quería ofender a su nueva amiga por preguntarle si la habían corrido del cielo.

Se sorprendió al ver como la niña se recostaba en su regazo, pero no reaccionó de mala manera. Simplemente, tras mirarla por unos segundos más, volvió a alzar la vista para enfocarse nuevamente en el cielo, y en la esplendorosa luna. Ah, que bella era, tan calma, tan distante y tan extraordinariamente amena, que no se inmutaba por nada. En la tierra podría ocurrir lo que fuere, pero la luna siempre seguiría firme, como una simple espectadora; sin llorar, sin reir... Solamente allí, ajena a todo y a todos.

-¿Qué esperas? -Aquella voz... aquella maldita voz que sonaba condenadamente todo el tiempo en su cabeza; que la arrancaba brutalmente de sus pensamientos cuando menos se lo esperaba. -¡Mátala ya, que la tienes servida! -¡¿Podrías callarte?! Ya sabes que no debes joderme hoy, mierda. -¡¿Acaso eres una niña buena?! -¡Airam!
Pero entonces, no pudo hacer nada para evitarlo. Su ojos adquirieron un brillo inusual, y una sonrisa cínica se dibujó en su pálido rostro, que ya no tenía el mismo toque serio y sereno de antes.
Con una mano, y cuidando de no despertar a la niña, sacó de uno de los escondrijos de su vestido una pequeña daga, que comenzó a aproximar lenta y sigilosamente hacia el cuello de la niña; un perfecto lugar para matarla rápidamente, abrirla, y desollarla. O bien, solo apuñalarla unas cuantas veces por simple diversión.
...Aquella no era Kirami; era Airam..

Observando desde hace rato... decide acercarse, timidamente a quellas 2 extrañas que tienen una conversacion
-eh... hola?- dice con una voz un tanto nerviosa, pero amable

-Mmh... ¿Kirami?- Dijo, somnolienta y con los ojos entreabiertos. Lentamente, vió las largas hebras de pelo de plata, el vestido azulado, su rostro hermoso, sus ojos rojizos... y aquella daga reluciente, bajo la luz de la ... ¿daga?

-¡¡Aaaaah!!- Gritó, con todas sus fuerzas, pálideciendo de golpe. Se levantó y corrió apenas un par de metros, antes de tropezarse con una piedra.

La voz de la recién llegada la hizo reaccionar. Pero no pudo volver en sí lo suficientemente rápido como para esconder la daga que Airam le había hecho sacar. Dió un respingo ante el fuerte grito de la niña, soltando el arma y dejándola caer al suelo.
-¡¿Pero qué?! -Exclamó en voz alta, mirando sus manos temblorosas. -...Airam. -Pensó, automáticamente. Mas la dichosa voz no respondió.

Miró entonces a la niña, quien acababa de tropezarse a unos metros.
Pero, tras respirar profundamente, simplemente se encogió de hombros. -Supongo que tenía que pasar. -Murmuró, acercándose hasta la niña y tendiéndole una mano para ayudarla a levantarse, a pesar de que ya daba por hecho de que la muchachita no aceptaría su ayuda, y mucho menos luego de casi haber sido asesinada, aparentemente, por Kirami. -Cree en lo que quieras. -Dijo con la mayor calma posible, aparentando despreocupación- ...Pero en verdad, no era mi intención. Es muy difícil de explicar, asi que puedes desconfiar ahora de mí si quieres.

-disculpa... estas bien?- le dice a la niña, algo preocupada y a la vez confundida por lo sucedido.

-Bgh...-

La pequeña estaba tirada boca abajo, llorando de miedo. ¿Habría sido otra pesadilla? Es lo más seguro... Dormitó un momento y soñó que Kirami quería devorarla.

[Off: Pobre niña ingenua xD ]

On:

Suspiró hondamente y trató de tranquilizarse. Alzó la mirada y vió la mano de Kirami, y a otra chica. Una rubia de grandes ojos verdosos. Tomó la mano de Kirami y se puso de pie, sacudiéndose el vestido.

-*Sob* Estoy bien... - Dijo con un sollozo, y se quedó con la mirada fija en la rubia. -¿Quién es ella?¿Es tu amiga, Kirami?-

Le sorprendió que la niña a pesar de todo tomara su mano, y, tras ayudarla a levantarse, ladeó la cabeza hacia la otra muchacha con un gesto serio y despreocupado.
-No la conozco, pero huele a podrido..
Sus ojos rojizos recorrieron el cuerpo de la mujer lejana, con una mirada despectiva. -¿Un ángel? -Susurró con molestia. Genial, ahora una de esas porquerías deambulaba por ahí... Ya estaba demasiado molesta como para soportar algo más aparte de a Airam sin cortar cabezas. -...No, no es eso..

- eh!- dijo un poco asustada y tambien se sintio ofendida, pero no lo dejo notar - siento haberlas interrumpido... acabo de llegar aqui, he tratado de buscar a alguien con quien charlar un poco- dice mientras retuerce un mechon de su cabello con su dedo indice, y un poco sonrojada de verguenza . entonces las vi a las 2 juntas platicando, pense que seria una buena idea tratar de conocer personas y hacer algunas amistades- comenta con tono nervioso y luego sonrie un poco... tratando de ser lo mas amable posible hacia ellas - lo siento- repitio.

La niña se limpió las lágrimas con una manga y miró a Kirami. Inconcientemente, le estaba acariciando la mano. Seguía muy asustada.

-Yo no huelo nada feo...- Y volvió a mirar a la rubia. Quizás eran las lágrimas en sus ojos o la luz de la luna, pero la pequeña veía la piel de la chica sumamente pálida.

-¿Cómo te llamas?- Preguntó con sencillez, ignorando que la intervención de la chica la había salvado de la muerte.

En todo momento observó a la rubia, con desconfianza. Parecía un ángel... Inclusive, olía a ángel; pero algo no cuadraba allí. A pesar de que tampoco parecía ser una ángel caída; ya que su manera inocente de hablar y su apariencia bondadosa la delataba. Qué era... qué era..

Ignoró por completo las palabras de la de ojos verdes esmeralda, soltando la mano de la pequeña y caminando hasta unos metros más lejos, en donde antes estaban ambas. Se encuclilló y tomó la daga que antes había soltado, guardándola entre sus ropajes oscuros y volviendo donde la pequeña de cabellos castaños.
-¿Qué eres tú? -Preguntó, apenas la niña terminó de cuestionar el nombre ajeno. Su prioridad, era saber si aquella criatura era enemiga o no.

- yo?- dijo algo nerviosa, pero luego se incorporo - mi nombre es Venecia, mucho gusto- contesta con una sonrisa, luego saca un pañuelo y se lo ofrece a la niña- toma, seca esas lagrimas de cristal- dice con una voz amigable y se dirige a la chica de ojos rojizos - y que soy? bueno soy una vampira- dice con orgullo, pero en el fondo siente una daga apuñalada en su pecho con solo pronunciar el nombre de la especie - podria saber sus nombres y que son?- pregunta contenta

-Mi nombre es Rossy- Dijo, con una sonrisita. "Limpia esas lágrimas de cristal... " Eso hizo, se secó por completo las lágrimas. Dentro, sentía un calorcito en el pecho; cosas así solo había leído en libros de caballeros andantes, y nunca pensó que uno de esos versos podría ser dedicado a ella.

-No tengo apellidos porque no tengo papás...- Añadió, antes de que le preguntaran, y le abrazó el brazo a Kirami.

-Ella es Kirami, es mi amiga.- Y sonrió otra vez. Si era un sueño, era uno precioso.

"..es mi amiga" Suspiró. ¿Qué le iba a hacer?... Si contrariaba a la niña seguro se pondría llorar, y solo sabía calmar a los llorones de una manera: cortándole la traquea en mil trocitos. Asi que... ni modo, tendría que quedarse callada por el momento respecto a eso.
-Lia Kirami. -Repitió en un susurro. Todavía encontraba algo sospechoso en aquella muchacha. -¿Así que vampireza, eh? ¿Y porqué no hueles ni actúas como una? -Tal vez había sido demasiado directa...
Quiso omitir el hecho de su raza, solo por si las dudas.

- mucho gusto en conocerlas a ambas- respondio con una cordial sonrisa y una pequeña reverencia, para mostrar respeto y hacer saber que era educada.
-huh... pues... es una historia larga y triste... no me gusta contarla, ademas el termino de vampireza suena mal... es como un insulto para nosotras, preferimos que nos llamen vampiras- dice con calma, pero aclarandoselo - es como si nos dijeran "mujerzuelas" y es algo indignante para las de la especie- termino con un tono algo timido y luego acomodo un mechon de cabello atras de la oreja izquierda con cierta elegancia. - y ustedes que son?- pregunta.

-Yo no soy muy especial...- Dijo la pequeña Rossy- Soy una niña humana común y corriente... Pero Kirami es muy especial- Dijo con una sonrisa, y miró a la mujer albina, ignorando tambien que estaba por meter la pata.

-Ella es un demonio, pero no tiene nada de eso- Y sonrió, abrazándose mas a su agresora- Es muy buena conmigo, aunque un poquito gruñona-

¡¿Pero porqué mierda la... cosa esa que tenía en frente que se hacía llamar "vampira" no le respondía a su pregunta de una vez?! Se había hartado de su explicación, para Kirami sin sentido, y comenzaba a perder la calma; ya que la albina era una chica muy impaciente... tal vez demasiado.
-Ni siquiera eres una vampireza en sí, ¿Verdad? -Le había importado un bledo que la rubia dijera que no le llamara de esa manera. Si ella quería, seguiría diciéndole "vampireza" hasta después del cansancio.- Hueles a porquería hechada a perder; igual que un ángel. Y no me interesa si es una historia larga, tengo toda la noche libre para oirla. -Agregó, mascullando entre dientes. "Y también para destripar angelitos", Pensó.

Fue entonces cuando Rossy habló, abrazándose más al brazo de la albina, quien no hizo nada para callarla. No sabía porqué, pero al menos esa noche, no sentía ganas de maltratar a alguien como la pequeña. Dejaría que continuara con su ilusión de que aquello era una "amistad".
-Rossy... -La llamó, por lo bajo, inclinándose un poco hacia la pequeña para susurrarle al oído, sin dejar que la rubia lograra escuchar sus murmullos- ...No creo que debas comentar sobre lo que soy; podría... traerme algunos problemitas, ¿Sabes?.

- pues si fui un angel, y no me importa que tan mal huela como tu dices ni que TAN malo sea haber sido uno,y ahora ya no lo soy asi que llevemos la fiesta empaz, pues la luna esta casi llena, no te conviene hacerme enojar por que el ciclo de alimentacion del vampiro va a volver a dar inicio- dijo en tono un poco amenazante, pero sin parecer molesta, pues ya habia tratado con personas parecidas a Kirami, la verdad le valia un comino lo que le dijera sobre su identidad anterior, ella no se iba a molestar ni mucho menos hacer un capricho enfrente de ella, pues no se humillaria hacer tales cosas. - incluso la cosa mas inocente se puede tornar una pesadilla al llamado de nuestra madre luna- murmura en tono siniestro y apretando el puño derecho - asi que demonio eh?... creo que ahora soy de los tuyos, asi que no te preocupes porque un cuerpo tan corrpomido por pecados no se le merece el titulo de "angel", aun que este tenga un olor repugnante como tu dices que tienen, no cambia lo que es ahora, pues ya no hay paso atras ni arrepentimiento para dejar de ser lo que soy, y siento orgullo de ser VAMPIRO - una sonrisa un tanto amigable aun que tenebrosa se dibujo en sus labios, mostrando sus blancos y afilados colmillos.

Al ver los colmillos de Venecia, la pequeña se asustó y se refugió detrás de Kirami. Su corazón latía a mil por hora, y su miedo se mezclaba con un extraño calor dentro del pecho; algo que recordaba haber experimentado mucho tiempo atrás...

Cerró con fuerza los ojos, y les gritó a ambas.

-¡¡N-no se peleen!!-

Se puso frente a Kirami y le tomó el vestido desde la cintura, mirando a las bellas facciones de la mujer.

-Kirami, ella no es mala persona... ¡No te pelees con ella!- Sus ganas de llorar se volvieron un hipo que le interrumpía las palabras.

¡¿Cómo se atrevía esa maldita perra a hablarle de aquella manera?! "No te conviente"... "Huy, no te conviene" Arremedaba una y otra vez en su mente con voces tontas; furibunda. ¿Vampira? Já! Ella no era más que una tonta que andaba por ahí casualmente y que despertaba la ira de la albina solamente con su olor; al menos a los ojos de Kirami.
-No sé quien mierda te crees, basura, pero a mí no me hables de esa manera. -Poco a poco la calma desamparaba a la demonio, a quien ya no le importaba si estaba Rossy allí. No permitiría que una escoria como lo era esa sangre sucia le hablara de esa forma. -Me importa un bledo si eres una vampireza o una sucia cucaracha, sigues siendo la misma porquería a mis ojos. ¿Y, "de los míos"? Jah, naciste ángel y como ángel morirás, pues sigues teniendo la esencia de uno. No te nos acerques, porquería.

No estaba asustada en lo más mínimo. Después de todo, ella podía poseer a la supuesta vampira cuando quisiera. -Y no te conviene morderme; te revolcarás en tus propias tripas putrefactas y agonizarás por un buen rato si pruebas mi sangre. La de los demonios no es precisamente una buena comida. -Estaba tensa, molesta y al borde del ataque de nervios. ¿Cómo contenerse en una situación así? Y más cuando "Airam", aquella maldita vocesilla interior, la tentaba en todo momento a agarrar su daga y destrozar a aquella rubia de una vez por todas; o al menos dejarla moribunda. Pero no.. su estúpida promesa hacia sí misma no le permitía hacer aquello por esa noche. ¿Pero, desde cuándo una demonio cumplía promesas?.

Al ser tomada del vestido, bajó la mirada inmediatamente, recordando la presencia de la humana allí. Vió las lágrimas cristalinas que se acumulaban en sus ojos amarronados con una expresión completamente fría, y le puso una mano en la cabeza. Repiró profundamente, en el primer intento de su vida que hacía por calmarse.
-Es cierto, no es mala... Un ser tan patético no puede llegar a serlo. -Murmuró, burlona pero con completa seriedad. Tras un momento de silencio le sonrió levemente a la humana, y revolvió con suavidad sus castañas y largas hebras. -No pasa nada. Ya no pelearé.. -"Por hoy", terminó en su mente.

suspiro ondamente, al ver a las dos - las peleas no resuelven nada... solo dañan a los que tienen el problemas y a los que les rodean, mas que nada lo se porque... por una pelea, desaparecieron 2 reinos, que nunca habian peleado y con ellos, toda una civilizacion, me apena decir que, la que inicio todo el movimiento fue mi "madre", la reina Lusferine, pues su odio y sed de venganza les costo a los inocentes- dice en tono serio - por eso, no peleo con los que me odien, por que si planto la semilla del odio, no me perdonaria nunca... pues se que algunos sufririan por mi culpa, y ese peso me seguiria toda la vida- en ese momento algunas lagrimas brotan de sus ojos que limpio con las mangas de su blusa -no todos los vampiros son malos, pues no hay un tal estereotipo como el que se describe de nosotros , tenemos sentimientos y tambien se sufre, mas cuando vives eternamente, cargas con todas esas cosas que duelen, por eso he decidido ser pacifica y llevar una vida tranquila. no significa que sea cobarde- aclara. - pero tampoco permitire que me pisteen, los insultos son solo insultos, no voy a decirte nada Kirami, y no es por que te tenga miedo, sino por respeto a tu persona y pos que tampoco me enojare, pues tus palabras, aun que sean duras, tal vez sean verdad, pero la verdad no me importa, se es lo que es, y no hay paso atras, ademas... las diferencias son lo que nos hace lo que somos... repito el odio no lleva a nada, solo a tu destruccion-

La pequeña miraba con cierto temor a las dos chicas, pensando que en cualquier momento empezarían a pelearse. ¿Y qué podría hacer ella para detenerlas? Una era una vampira, la otra un demonio. Y ella solo una niña... Incluso tratar de interponerse sería en vano. Se le escapó un leve sollozo y dijo:

-Ya... ya no discutan por favor... No se lastimen...-

La pequeña hacía grandes esfuerzos por no dejar que su llanto se le escapara. En su cabeza retumbaban aún los ecos de la última vez... "Llorona! Llorona! Eres una llorona!" ... Los niños pueden ser tan crueles. Ella se abrazó a Kirami y la miró, cada vez más cerca de desbordarse en lágrimas.

-Por favor, Kirami... Ya no se insulten...-

Viró los ojos hacia un costado cuando la rubia comenzó a contar aquello.
-Ajá, si, que interesante historia de vida. -Murmuró, burlona. La verdad ni siquiera le estaba prestando atención. Pero al fín y al cabo ella era así, le importaba un bledo; más bien, le parecía aún mejor, si los otros sufrían por sus palabras.

-¿Mh, solo insultos, dices?... -Rió por lo bajo- Es cierto, dicen que piedras y palos duelen más.. Ah~ que lástima que hoy soy una demonio obediente y no me pondré a buscar de eso en esta colina.

Sintió como Rossy se abrazaba más a ella, y se quedó callada de nuevo. Volvió entonces sus orbes carmesí hacia la rubia a quien miró con desprecio, manteniendo una sonrisita cínica.
-Ya. -Masculló entre dientes- Por hoy no me tomaré la molestia de gastar mi creatividad en insultos para... Eso. -Arqueó una ceja, refiriéndose con "eso" a la vampira- Pero no llores, ¿Si?.
No sabía porqué lo hacía... pero simplemente no deseaba ver llorar a la pequeña humana. ¿Sería porque le recordaba a sí misma cuando niña?.

- Rossy, llorar no soluciona nada, pero no significa que seas debil ni tampoco llorona, significa que tiene sentimientos y eso es muy bonito- susurra a la pequeña y sonrie- los humanos tienen esa ventaja, tener sentimientos, ahi algunas creaturas que no parecen tenerlos, por que piensan que eso los hace debiles, y eso no es verdad... los hace mas humanos y eso es bueno...- voltea a ver a kirami, mientras su sonrisa se desvanece y su voz cambia a un tono un poco serio pero sin dejar de ser amable - no vamos a pelear, no es bueno ya que acaba con la razon de los que se dejan llevar por el odio y la repugnancia hacia los que son diferentes - voltea de nuevo a ver a la niña - los insultos son dolorosos, pero no son para darles importancia, es mas... tu misma les das el valor, si piensas que valen mucho, te destruiran y si los dejas que vuelen o se queden en el aire, ahi se quedaran y tu seguiras con tu vida, sin afectar en lo mas minimo a tu persona- al decir esto se sentia un poco mas en confianza con ella misma.