Mirando la Luna Llena... -Libre-

La pequeña de ojos castaños miraba a Venecia, escuchando cada una de sus palabras. Hipó un poco y se talló los ojos para limpiarse las lágrimas. Trató de mirar bien el rostro de la rubia, pero a esa distancia le era difícil; a pesar de la luz de la luna, no distinguía bien su rostro. Además, la miraba un poco borrosa, como siempre veía todo lo que estaba a cierta distancia. Suspiró y se abrazó a Kirami. El viento hizo ondear sus cabellos negros junto con las largas hebras plateadas de la demonio.

-E-está bien...- El cabello de la rubia también se alzaba con el viento. Rossy lo miró, y empezó a imaginar a cientos de mariposas alzando el vuelo. No sabía por qué, pero esa mujer le recordaba a una mariposa.

-Ya no voy a llorar... pero no se peleen... - Dijo con un leve dejo de preocupación y tristeza.

Siempre, en todo momento había permanecido con una sonrisa burlona, una sonrisa que cuando se extendía parecía cada vez más, y más grotesca, más detestable; que debido a la oscuridad de la noche casi no se notaba en su rostro... Una sonrisa de demonio, seguramente.
No dijo nada ante las palabras de la rubia a pesar de que en su mente surgían mil y un ideas para contrariarla. Pero no, ya no tenía ganas de gastar sus preciosas energías en discutir con aquel caso perdido que, siendo ahora vampireza, se hacía la buena de la historia.

El viento golpeó los cuerpos de las tres presentes haciendo ondear los ropajes y las hebras de cada una, silvando junto al pasto de la colina, y haciendo que las hojas de los árboles se chocaran entre sí. Las facciones de Kirami, quien por cierto ya no pretendía dirigirle palabra alguna a la rubia, ya se habían normalizado por lo que su pálido rostro retomó la seriedad en sus rasgos.

-Rossy... -La llamó en voz baja, inclinándose un poco hacia ella para susurrarle al oído. Ya faltaba poco tiempo para el amanecer.- ...Ya casi es de día, debo marcharme. -Le avisó, pasando con suavidad la mano sobre las hebras de la pequeña en una delicada caricia.

Permanecio callada y con un semblante serio mientras la demino se despedia de la pequeña, tambien sabia que era tiempo de ir a su encierro pues los rayos solares le hacian daño a su piel,´pero exponiendose demaciado, podria llegar a... convertirse en polvo y morir, trago saliva.
creo que tambien deberia de irme penso mientras observaba a las otras 2 despedirse.