Llegando a la ciudad blanca... -Priv/kalik- +18

Kalik siguió a Specchio durante todo el viaje, el frio era cada vez más penetrante, pero soportable. En el camino le puso un abrigo a la pequeña gata para finalmente y a escondidas del Lycan usar un hechizo para mantenerla con una especie de aura que la mantuviera caliente, mas que mal ella era su única familia.

Ayudó un par de veces a curar al de cabellos platinados, esto le daba gusto, sabía de sobremanera que era orgulloso pero al menos que él le dejase brindarle su ayuda demostraba que le tenía algo de confianza.

Lamentablemente mientras se acercaban más a la blanca Renais, su herida empeoraba. Kalik era un mestizo, mitad humano, mitad dragón pero su herencia draconiana era la de un dragón de mercurio. Esta raza de era muy especial, cambiaban su cuerpo a la forma que desearan pero eran de ambientes muy calidos. Mientras más frio hiciera más demoraría su herida en curarse o simplemente empeoraría. Obviamente, el draconiano ocultó esto a Specchio, cada vez que este le preguntara por su herida, el azabache mentía diciendo que se encontraba bien. Odiaba preocupar a los demás.

Por las noches mientras el Lycan lo creía dormido, este desaparecía. Y su esencia, su olor cambiaba mientras era de noche. Era extraño, pero Kalik nunca fue muy metiche y sabía que sería descortez molestarlo con preguntas injustificadas.

Al cabo de unos días por fin divisó la hermosa ciudad... Renais. Era realmente hermosa (demaciado frio para su gusto pero ya intentaría conseguir mejores ropas para abrigarse, al menos la gata estaba calentita, por eso la abrazaba constantemente). Sin embargo, solo había un pensamiento en su mente, uno que manifestó despues de la pregunta del de celestes ojos.

-¡Claro!- Gritó entusiasmado y comenzó a correr en dirección a la ciudad. -¡Vamos! ¡Apuesto a que hay alguna taberna abierta! Muero de ganas por una botella de Hidromiel o un vodka- Informó a viva voz invitando con la mano a Specchio a unirse a su carrera. Realmente el Lycan le agradaba y quería invitarle algo.

Sin duda alguna el chico aguantaria... Mira que emprender la marcha de manera tan euforica y energetica. El lobo le miro, siempre ha sentido que es algo amargado como para mostrar aquella clase de arranques. Aun asi sonrio y se sumo a la carrera del dragon, no era de tomar que digamos, pero algo caliente o que, disminuyese el frio no estaba tan mal.

El crujir de la nieve no hizo de esperarse bajo sus pies conforme los dos corrian como un par de chiquillos traviesos por el lugar; no les llevo mucho tiempo llegar a Renais... Claro obviamente, antes de entrar los guardias les observaron de manera curiosa, pensando que, seguramente, eran perseguidos por algo o alguien, pero al no ver nada sospechoso les dejaron pasar sin problemas.
Se detuvo de golpe, posando las manos en los muslos mientras cogia algo de aire llevandose una mano hacia el pecho mas que nada por haber corrido que por otra cosa, luego miro al otro.

-Tenia mucho que no venia a este lugar- Declaro con voz algo agitada, luego, se acomodo el platinado cabello mientras le echaba una hojeada al sitio... Justo como lo recordaba. La gente acostumbrada al frio del sitio, caminando por la plaza como en otras ciudades pese a la nieve, el techo de las casas cubierto por la escarcha la brisa fresca del lugar... -Bueno, a la taberna entonces- Recordando lo que habia dicho Kalik, una vez mas, le guio por el lugar.

La platina cola del lycan no dejaba de ondear suavemente ante su andar, y sus orejas se mantenian atentas a cualquier ruido proveniente del sitio. Aunque no lo pareciera, estar en aquella hermosa ciudad mejoraba de sobre manera su animo.

((siento que voy algo acelerada si es asi favor de avisarme n-nU))

El dragón no se esperaba que el lobo lo siguiera en su infantil correteo, pero al verlo no pudo evitar sonreir y sentirse feliz. La carrera terminó en la entrada a la blanca ciudad, no pudo evitar sentir una punzada en la herida de su ala y como reflejo de su molestía apretó sus alas más hacia si mismo.

La verdad el nunca había ido a Renais, solo había ido allí porque no tenía ningun lugar al cual ir, a nadie a quien visitar. Y el Lycan tenía algo que le gustaba y que a la vez le recordaba.

Specchio comenzó a dirigirse a la taberna, Kalik estaba en extasis, podría estar con dos de sus mayores deleites cerca, el Alcohol y el fuego (de una fogata eso si). A medida que caminaban no pudo evitar notar que el de cabellos platinados estaba de muy buen animo ¿A que se deberá? Se preguntaba. Unas callejuelas despues, sobre una edificación se leyó "Taberna". Obviamente tenía nombre además de taberna pero a Kalik le importaba un cuerno, sin pensarlo cogió a Specchio de la muñeca y lo hizo entrar de un golpe.

Dentro del lugar había una mezcla de calor y licores en el aire. Gran combinación para el draconiano que al darse cuenta de su arrebato, soltó de inmediato al Lycan.

-Lo-Lo siento.- Dijo apenado pero su semblante cambio al ver en la barra una botella de vodka. -Por todos los dioses sagrados!! Te invito algo- Expresó alegre dirijiendose a la barra para sentarse y pedir de inmediato (llamando la atención de casi todo el lugar). -Tres botellas de Vodka, por favor... ¡Ah! y un cuenco de leche- Musitó dejando salir a la gata de su abrigo, esta se estiro y se quedó sentada junto al de cabellos azabaches.

-¿Con qué pagarás, forastero? -Preguntó al ver el aspecto de Kalik, el Tabernero.

-Con esto- Aclaró dejando unas monedas de plata sobre la barra a lo cual, el tabernero fue por las botellas.

-¿Y él, que se servirá?- Preguntó el tabernero.

-Aun no sé... ¿Qué deseas? Yo invito- Dijo con una voz melosa y alegre, esperando la respuesta.



((Tranquila, yo creo que vamos bien ^^, disculpad la tardanza u_u))

A diferencia suya, el peliplatinado no lucía tan euforico como él, pero en general el lucía o serio o sereno, pero notó un deje de ¿"Felicidad"? Si, definitivamente estaba más feliz.

Escuchó como todo el gentío del lugar volvia a la normalidad, por unos instantes se quedó mirando al Lycan, aun tenía esa espina clavada de que le conocía pero él ya le había dicho que no, tal vez simplemente le vió pasar en el pasado...

-¿¡Lo que sea!? Que valiente- objetó con una amplia sonrisa, obvimente alguien que dice "lo que sea" solo tiene dos posibilidades, o es un bebedor como él o no tiene idea de que beber. Kalik esperó que se tratase del primero, no querría emborrachar a su acompañante, eso le haría quedar mal, sería como si él lo hubiese embriagado a proposito. -Bien- Dijo finalmente y contestó al tabernero quien le miraba con impaciencia y algo de fastidio -cuatro botellas de vodka, entonces. Una para él y las otras para mi.... y no olvideis el cuenco de leche, gracias.-

Aquel agradecimiento fue más por el gruñido de descontento del Tabernero que por educación, realmente estaba muy contento, en Dragon Land no hay mucho alcohol que beber ni leche que conseguir o tabernas que visitar.

Sin darse cuenta, sintió otro punzante dolor en el ala lo que causo que se estremeciera y temblase un poco, intentó disimularlo fingiendo frio y sonriendo. Su semblante reflejó preocupación de momento, tal ves su herida se estaba infectanto, ya sentía un poco de fiebre, pero ya se encargaría de eso, ¡ahora había que festejar! Su expresión volvio a ser la del euforico draconiano.

Specchio preguntó algo bastante raro como tema de conversación pero no tenía razon para mentirle. Sin embargo no pudo evitar reir al ver como picaba a la gata y esta solo le miraba con un ligero odio con sus orejas indicando hacia atras y sin dejar de mover la cola en todas direcciones, en un momento se paró en dos patas y cuando iba a saltar sobre Specchio, el azabache la detuvo y acariciandola la volvio a dejar en la barra.

- La luna quiso ser madre, aunque fuera un niño de piel, quien encontrase a esa cria, mil tesoros poseería, pero quién podría? al hijo de una diosa capturar? si sus guardianes no le paran de cuidar, cuidado a quien quiera los cabellos plata, pues sus custodios le son muy fiel, con tus anhelos te puedes regodear, pero si te atreves a encontrarlo pronto pereceras...- Canturreó Kalik con una muy melodiosa voz, una que llamó la atención de toda la taberna (menos del tabernero quien sirvió las botellas junto a unos vasos). Kalik corrió el vaso a un lado y bebiendo de la botella objetó al tabernero. -Aun falta el cuenco de leche, mi buen hombre- El cumplido pareció animar un poco al tabernero quien fue por el cuenco. -El niño de la luna... Es real, yo lo vi.- No quiso explicar que tal ves estaba muy borracho, él aun creia que no estaba tan ebrio como para no distinguir entre un golpe en la cabeza y una resaca, él sabe que a quien vió fue al hijo de la luna. -En cuanto a si es real que puede hacer tus sueños realidad, no estoy seguro, solo sé que es bueno creer en algo, verás, mi viaje tiene tres motivos: encontrar a un puto dragón convertido en un humano por un gaoth y matarle, encontrar a unos demonios y vengarme y si puedo, encontrar a ese niño, al hijo de la luna y tan solo pedirle una cosa. Claro esta que lo mas probable es que este viaje finalice con mi muerte a manos de uno de sus guardianes, ¡pero que va! Si es mi destino, lo acepto.- Su mirada se tornó muy triste, prosiguió a seguir bebiendo y en cuanto la gatita recivió su cuenco de leche y comenzó a beber, le dedico al pequeño animal una sonrisa muy melancolica, una que hasta cierto punto partía el alma.



((Perdon por la tardanza, una amiga (la dueña de Mortimer Arkon aqui xD) sufrió un accidente y fui a verla al hospital y a cuidarla asi que no pude tener mucho tiempo para contestar, lo siento T.T))

Abrió los ojos como platos, él no intentaba decir que fuesen sadicos, si realmente lo fueran ya le hubiesen partido la cabeza en aquella oportunidad, estaba apunto de decirlo cuando el Lycan prosiguió. Que hermosas sonaban esas palabras. La muerte no era algo que él considerara malo, más bien lo tomaba como un descanso, pero el olvido... eso era lo peor. A él le estaba sucediendo. Apenas y si recordaba que tuvo una madre y un padre y...

Un dolor punzante le atacó la cabeza, se encogió en su silla debido a el. Un pequeño recuerdo volvia, un dragón de color rojo... una lagrima se deslizaba por sus ambarinos ojos, el recuerdo se fue, solo dejó el dolor. Con cara de fastidió cogió la botella y se la tomó al seco.Los clientes de la taberna le vitorearon y aplaudieron al ver como el draconiano tomaba sin compasión.

El alcohol se estaba llendo a sus mejillas y poco a poco nublaba su mente (y opacaba cualquier dolor). Sin que el Lycan pudiera decir nada, Kalik se levantó de su silla y cogió su laud, le miró de reojo sonriendole de manera sensual y aclarando su garganta dijo para luego cantar.

-Mi muy querido Lycan, nunca quise decir que ellos fueran asi, no creo que sean tan malos, despues de todo, estan protegiendo a un pequeño niño, el cual sin sus guardianes habria sido asesinado, vendido o maltratado en este dificil mundo. No me partieron la cabeza asi que les estoy agradecido por darme un proposito: seguirlos y encontrar al de cabellos de plata, solo por un deseo-Dijo mientras tocaba unos acordes en su laud, al terminar hizo una pausa dramática y comenzó a tocar de manera muy bella. Quienes estaban en la taberna comenzaron a seguirle con palmas o a canturrear. -Tonto el que no entienda... cuenta la leyenda... ¡Que una hembra gitana, conjuró a la luna! hasta el amanecer...

Continuó cantando y mientras lo hacía, no faltaba el vaso o botella del que bebía. La pequeña gata le miraba con cierta desaprobación e ignorando los canticos de su amo, intentó conciliar el sueño en la barra. Al terminar su canción recivió una serie de aplausos y no faltó quien le tiró una moneda, hizo una reverencia y se dirigió a sentarse pero el Tabernero le ofreció una botella de Vodka a cambio de otra canción, y el Draconiano no se resistió (su aspecto estaba demostrando poco a poco que el licor se le estaba subiendo a la cabeza). Le sonrió a Specchio y quitandose su abrigo (el cual ocultaba la cola escamosa que poseía) comenzó a cantar algo muchisimo más alegre, algo sobre cerveza, fiestas y gloria.

Dentro de todo ese barullo, una mujer se le acercó a Kalik intentando tentarle pero este ni siquiera se tomó la molestia de mirarla. Finalmente paró de cantar y pasando por el lado de la mujer, volvió a su asiento junto a Specchio. Dejó su Laud tirado junto a su abrigo y siguió bebiendo.

-¿Sabes? Hace muchisimo tiempo que no estaba con alguien con quien charlar, o beber o viajar, sin tener que estar en alerta o desconfiar de él. Gracias- Dijo con una cálida y sincera sonrisa al de cabellos platinados.

¿Bebido demaciado? ¿Él? Se sintió desconcertado de que alguien se preocupara por él pero su cabeza ahora nadaba en licor, el Lycan se levantó y tomando sus cosas le cogió por el brazo. Eso era obviamente el fin de la fiesta.

-¿Qué? ¡N-noo! ¡Y-yo no me quero ir!- Porfió con la lengua algo pesada, intentó zafarse pero no lo logró. En esa maniobra fallida abrió sus alas abriendo su herida por lo cual se quejó.

La clientela de la taberna, al ver como el draconiano puteaba por su estupidez, rio sin parar. Salieron de la taberna y aunque hacía frío, ninguno de los dos lo sintió. El Lycan estaba acostumbrado al frío y el dragón estaba borracho, por lo cual, tenía calor.

-Yo... siento comportarme tan terco cuando estoy algo bebido...- No iba a admitir que estaba totalmente ebrio aunque su sonrojado y apenado rostro lo dijo todo. Maulló ligeramente y esperó, la gatita salió del local, se sacudió el pelaje y saltó sobre Kalik. Él la miró con una amplia sonrisa y siguió a Specchio por la calle.

Finalmente llegaron a un posada (Kalik no recordaba cómo llegaron hasta allí), para cuando recobró un poco la conciencia estaba entrando hacia una habitación, para su sorpresa había dos camas casi juntas. Un ligero atisbo a su memoria le trajo las palabras del posadero "Solo tengo una habitación en estos momentos".

Miró a Specchio quien se limitó a dejarlo sentado en una de las camas. El abrigo fue a dar junto con la mandolina cerca de una salamandra que calentaba el lugar. La pequeña gata se acurrucó sobre el abrigo y se durmió al instante.

Kalik miraba el fuego mientras evitaba gemir por el dolor del ala. El alcohol ya estaba saliendo de su sangre, y con ello su cordura volvía un poco, pero solo un poco, mas que mal, bebió más de lo que cualquier humano podía aguantar. Se levantó de golpe y cogió al de cabellos platinados por su brazo girandolo hacia él para mirarlo de frente... a los ojos, el silencio se hizo más denso y solo la agitada respiración de Kalik (debido a su punzante dolor) se sintió en la habitación.

¡Le trataba como un niño! Se sonrojó de manera más notoria y su expresión por un momento fue de fastidio pero el Lycan... aun le miraba, en ningún momento le apartó la vista. Kalik arqueó sus cejas con aspectoo seductor, había que admitirlo, el alcohol le quitaba todo el condecoro y la verguenza.

Desde el día que le había visto notó su belleza. Se acercó lentamente al Lycan, aunque era más alto que él, sin quitarle los ojos de encima, examinó cada parte de su rostro. Se quedó a tan solo 5 centimetros de su rostro... y le sonrió.

Extendió sus alas tragandose el dolor, envolviendose junto al ojiceleste. Con su mano derecha soltó la amarra de la pañoleta con la que ocultaba su ojo de dragón, si vería a la cara a quien le estaba prendiendo fuego en las entrañas, sería bien. La pañoleta cayó y con ambos ojos observó con deseo a Specchio.

Era extraño que aquel a quien encontró herido en plena frontera de Dragon Land, le atrajera tanto. Cada vez que le agradecía (ligeramente) por ayudarle, se sonrojaba sin darse cuenta. Le comenzó a preocupar su seguridad pero se sorprendió aun más al notar como el Lycan se preocupaba por él. Nadie se preocupaba por él, bueno, la gata lo hacía pero no era lo mismo.

Sabía que algo ocultaba, sin embargo, ¿Quien no oculta algo? Sintió como su cuerpo se estremecía por la cercanía que guardaba con el Lycan, sin aguantarse mucho dijo con voz melosa.

-Realmente eres hermoso-

Soltó el brazo de Specchio, de todas maneras no podría escapar, lo tenía encerrado entre sus alas. Con su mano izquierda rozó el cabello platinado y sin previó aviso, con ambas manos, le acercó para si por el cuello... para probar aquellos labios. Con ese beso descubrió lo embriagante que una boca podía ser. Se detuvo de improviso pero se alejó suavemente, su mente le dio un haz de lucidez ¿Qué estaba haciendo? ¡Specchio le odiaría por eso! ¿Por qué no pudo reprimirse? ¡Maldito alcohol! Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se distanció un poco del de cabellos platinados y bajó un poco sus alas, muy sonrojado y muy apenado.

"¿¡Qué!?" Pensó el azabache, al principio cuando oyó la reprimenta del lobo, se sintió ¿Decepcionado?, sí, muy decepcionado aunque su voz denotara una mentirita que alivió su sentir. Pero ahora le rodeaba por la cintura y se acercaba y ... le devolvió su beso. ¿Se sentía feliz? era obvio, logró que el lobo se interesara por él, aunque tal vez era producto del vodka que habia bebido el Lycan. "Eso sería como una violacion indirecta, estaba borracho tambien ¿o No?" Mil y una escusa se cruzaron por su mente, pero finalmente las silenció todas al sentir bajo su espalda, la cama.

"¿Esto va enserio? ¿Que estoy haciendo?" Su mente intentaba razonar qué hacía y cómo es que ya estaba con el Lycan montado sobre él y besandole. Era la primera vez que estaba con un hombre (aunque sus aventuras con mujeres no eran muchas... de hecho, casi nulas), sin embargo, la inexperiencia no parecía un obstaculo.

No, no había vuelta a atrás. De todas formas él lo deseaba tanto como Specchio a él, y a pesar de que el licor les impulsaba (o al menos eso creía el Draconiano) no se iba a resistir y al menos no cabía en su mente el arrepentimiento.

Levantó ligeramente su torso y miró a Specchio a los ojos, le sonrio seductoramente y se pasó la lengua por los labios antes de besarle apasionadamente. Una ventaja de ser un hibrido dragon de mercurio era muy simple, podía encojer o estirar sus alas a gusto, es más facil desnudarlo sin esas alas molestando. Tarde, sintió como su camisa era rota antes que pudiese reaccionar, no pudo evitar mirar al ojiceleste con cierto asombro.

-Era mi mejor camisa...-Musitó, ahora definitivamente ya no era su mejor camisa.

Sonrió juguetonamente y giró para quedar sobre el lobo pero era claro quién dirigiría la situación y no era él. Besó a Specchio y bajó por su cuello, el dragón movía su cola casi como un gato, la excitación del momento evitó que sintiera el dolor de su ala al extenderla (o que revisara si la puerta estaba bien cerrada) o contraerla por gusto. Las escamas delgadas, que apenas si se veían sobre su rostro y torso, resplandecieron con el brilló de la luna sobre la nieve reflejada en la ventana, sus alas, más metalizadas, reflejaban mejor la luz de la salamandra y con ello, las incontables cicatrices del draconiano. Se sentó a horcajadas sobre Specchio y le despojó de toda prenda sobre su torso notando tambien algunas marcas sobre su piel, sumado tambien el vendaje.

El lobo le miró desafiante e hizo que Kalik volviera a la posición original. El azabache se acercó al cuello del peliplatinado y dandole una leve mordida, con su mano comenzó a bajar por su cuerpo hasta llegar a su virilidad y con un roce. sumado a otro mordisco, hizo escapar de la boca del lobo, un gemido. Luego lamió donde había mordido y volvió a recostarse bajo él, algo que se vería como una actitud bastante sumisa pero al dragón no le importaba, solo Specchio sabría sobre esa "actitud" suya. Suya hacia el lobo que le estaba cautivando más y más, embriagandole más que cualquier licor.

"Por todos los dioses!" Pensaba el dragón, el lobo ese le estaba exitando de sobremanera, y ahora le despojaba de todas sus prendas, era realmente bello, sus cabellos caian por su espalda y por sus hombros y a la luz de la luna le hacian ver como una ilusion de lo más tentadora.

El draconiano no paraba de gemir, jamás había sentido tanto placer, Specchio si que sabía donde besar, donde tocar y donde lamer. Pronto empezó a bajar por su cuello y torso. Dejó escapar un ligero y ahogado grito seguido de una serie de jadeos y gemidos, el de cabellos platinados estaba ahora lamiendo su hombría haciendole arquear su espalda de placer.

¿Gustar? ¿Acaso no le estaba viendo? ¡Estaba completamente a su merced! desde el instante en que comenzaron ese coqueteo, desde alli que el dragón había caido a su merced, podía hacerle lo que quisiera y él no se negaría, no ahora.

-¡N-no... pre-pregun--tes estupideces!...¡Claro que s-si! Ahhh- Dijo entre jadeos y gemidos sonrojandose un poco más e intentando desviar la mirada de la de Specchio.

El Lycan le estaba provocando tanto placer que no pudo evitar llevarse una mano a la boca y morderla, encogía y extendía sus alas, el dolor ya ni le importaba. En la punta de su cola de reptil poseía una especie de punta de flecha muy afilada con la cual sin pensarlo rasguñó la espalda de su amante.

El vaiven de Kalik en la cama hizo que la amarra de su cabello se soltara para finalmente liberar sus largos cabellos azabaches. Ahora si que era toda una vision... ¿Quien diría o pensaría siquiera en que aquel draconiano pudiera verse tan sumiso?

Tanta pasión casi le llevaba el alma (además de las lamidas del ojiceleste), se levantó un poco de la cama para atraer a Specchio hacia él y besarle con toda la lujuria que sentía.

Mientras lo besaba con su mano izquierda le masturbaba y sin dudarlo, giró al lobo para quedar sobre él. Con su lengua le lamia el cuello y le mordisquiaba las orejas. Rara pareja... un Lobo y un Dragón en una cama, casi nadie podría concebir eso en su mente. Los cabellos azabaches caían sobre el pecho de Specchio, este gemia con las caricias de Kalik (que a veces por la pasion de momento le rasguñaba el pecho con su mano libre). De pronto dejó de masajear el miembro del lobo y con una mirada juguetona le mordió el pecho para finalmente, extendiendo sus alas para cubrirlos a ambos y jugueteando con su cola, sentarse sobre sus caderas y susurrarle con voz melosa.

-Estoy a tu merced, Lobo. Has conmigo lo que quieras.- Debido a la poca experiencia de Kalik, prefería dejar todo en manos de su amante.



((Perdón por la tardanza, tuve que salir de mi región, asi que no tuve contacto con ningún PC con internet. gomen nasai))

La verdad era que Kalik con suerte había estado con dos hembras en toda su vida, era la primera vez con un macho, en cuanto al dolor el bruto ni se lo había imaginado. Cuando Specchio le hizo moverse el placer le estaba haciendo perder la cabeza, el Lycan le miraba en todo momento lo cual hizo avergonzarse un poco al dragón quien entrecerrando los ojos por el placer prefirió desviar la mirada (aunque no por mucho rato, la vision de su amante le encendía muchisimo y no se la iba a perder).

-¡AAAhhhh!!!- Gritó sin disimular, era bastante incómodo sentir el dedo del lobo dentro de si haciendo circulos, un segundo dedo le provocó bastante dolor pero sumado al placer producía una sensación muy extraña, sin duda le gustaba.

Su cuerpo no hizo esperar su respuesta y comenzó a moverse, se estremecía y temblaba ligeramente de dolor y placer. ¡Valla vision! El draconiano arqueaba su espalda retorciendo su cola mientras extendía sus alas hasta rayar el techo. Pronto el dolor fue menos que el deleite y su cuerpo ya se estaba acostumbrando a la intromision del albino. Kalik se encorvó para llegar a la altura de las orejas del lobo y comenzó a juguetear con ella mientras con una mano le masturbaba. Aproposito gemía y jadeaba en el oido del otro para excitarle aun más. ¿Alguien en la posada los habrá escuchado? Habría sido dificil si no.

La lujuría del acto hacía al azabaches salivar y Specchio le hizo lamer su mano para volver a meter sus dedos en él, esta vez uno más. Kalik se movía hacia delante y hacia atrás acostumbrandose.

-Va--vamos.. ha--hazlo!- Gimió con un ligero tono suplicante.



((perdón lo poco de la escritura he estado muy ocupado T.T sorry! Pero termine el dibujo de Specchio x Kalik xD))

No pudo contenerse, un gritó de dolor llenó la habitación y para sorpresa del Lycan, de la cabeza del dragón comenzaron a surgir un par de cuernos como de antilope, derechos y apuntando hacia el techo. Mientras, Kalik cerraba sus ojos intentando acostumbrarse a la intrusión. Bastó un momento para que él mismo se diera cuenta de los nuevos apendices que tenía.

-Ignoralos, más tarde te lo explicaré...- Dijo entrecortadamente, sus jadeos interrumpían su hablar.

Specchio le sonrió de lado y comenzó a moverse, apesar de que el azabache sentía dolor, ya se estaba mezclando con placer. No pudo evitar rasguñar al mayor con sus garras en el pecho, dejando marcas, apretó los dientes para que no escaparan gritos que llamaran la atención del resto de los residentes. Pronto, los cuernos comenzaron a tornarse plateados. Clavó la punta de su cola en la cama, pues al retorcerla tanto, podría herir a Specchio sin querer como con su espalda hace unos minutos.

Entreabrió sus ojos para ver al albino, lucía realmente hermoso, de por si su piel ya era pálida y sonrojado se veía divino. El placer aumentó y con ello la frecuencia de las embestidas. Kalik comenzó a gemir con más frecuencia, arqueandose y extendiendo su alas por completo sin pensar que eso abriría más su herida ¿Qué le importaba eso ahora?, Se mordía el labio inferior guardando sus quejidos ¿Quién pensaría que aquel lobo que encontró en las ruinas le haría gozar así? Se veía tan bello gimiendo para él, por él. Le estaba haciendo suyo pero el ojiceleste tambien estaba siendo suyo de cierta forma. El vaiven se hizo más rápido y más profundo, la saliva del dragón comenzó a escurrir un poco por su boca y sus gemidos y quejidos se hicieron más fuertes junto a sus movimientos.

El placer le embargó por completo, en sus entrañas sentía la calidez vertida por el albino lobo. Un grito ahogado de lo más delicioso sumado al arqueó de su espalda (debido al estremecedor orgasmo) hicieron del dragón una muy excitante imagen mental. Estaba exhausto, el Lycan le había dado tanto goce. Lentamente comenzó a bajar sus alas y a bajar su rostro, el cual elevó junto a su grito de deleite, miró a su compañero de viaje, lucía tan dulce jadeando y todo sudado, entonces notó las heridas causadas por él y no pudo evitar sentir remordimiento, se levantó de las caderas de Specchio, adolorido (a Kalik aún le dolían las entrañas por ser su primera vez), encogió sus alas y sacó su cola de la cama, la cual rasgó sin darle importancia.

Intentó disminuir el tamaño de sus alas pero la herida no se lo permitía así que decidió dejarlas así. El ojiazul se recostó junto a Specchio jadeante y con la respiración agitada, pero sin apoyar su torso el cual sostenía levantado apoyado en los codos para mirar a su amante, los cabellos negros le envolvían y su sonrosado rostro le hacía ver inocente. Con una mirada apenada pasó su mano derecha por el pecho herido del lobo.

-Lo-lo siento… Soy algo ¿bestia?- Se excusó con una ligera sonrisa que irradiaba dulzura, luego atisbó por un lado para cerciorarse de que la gata aun durmiera. Con una expresión de desconcierto y hastío objetó-Increíble! Y ella durmiendo a pesar de todo el ruido, ojala yo durmiera así – y bostezó.

Sin duda esa noche dormiría como la felina, estaba realmente cansado. Cogió las mantas de la cama y tironeándolas las liberó de debajo de Specchio y los cubrió a ambos, en eso estaba cuando notó sus cuernos. Esos malditos cuernos habían vuelto a surgir, no importaba cuanto los cortara, se llevó una mano y cogió uno, lo iba a quebrar de golpe pero estaba muy cansado para eso y menos a esas horas. Tan solo suspiró e intentó acurrucarse junto al lobo, pronto reparó en la mirada de este y no pudo evitar sonrojarse por lo vivido hacía unos minutos atrás, se levantó un poco y besó tierna y lentamente los labios del ojiceleste, le sonrió.

-Gracias… Buenas noches, Lobo.- Y se durmió casi de inmediato.

Lentamente abrió sus ojos, un grito le había sacado de su sueño, raro, era la primera vez que no tenía pesadillas en meses. El azabaches primero se quejó y cogiendo las mantas se dió media vuelta en la cama cubríendose de nuevo, al no volver a conciliar el sueño se estiró en ella alzando sus manos. Intentó incorporarse en la cama de un golpe pero un dolor en la parte trasera le hizo recordar de inmediato la noche anterior, no pudo evitar sonrojarse. Finalmente se sentó en la cama estirando sus alas.

-¿Eh?- No estaba herido, su ala estaba curada, la estiró aun más (cubriendo a su vista la imagen de Aure) la inspeccionó y al retraerla vió al Lycan. -¿Ah?......¿¡AAAAHHH!?- Gritó sin descaro al ver al muchacho.

¿A quién se había llevado a la cama? El asombró le dejó pasmado ¿Y donde carajos estaba Specchio? Kalik comenzó a dudar de todo lo que creía había pasado esa noche. "Tal vez si bebí demaciado... y estuve alucinando con el lobo albino pero estaba con este chico?" Pensaba el pobre y confundido draconiano mientras el muchacho lo miraba igual de sorprendido. ¿Qué decir en un momento así? Pero estaba tan seguro que estuvo con Specchio. Sin darse cuenta, el gritó de ambos llamó la atención de la esposa del posadero quien se dirigía hacía ellos. El azabache saltó de la cama y puso llave en la puerta antes que de intrusa, la mujer entrara.

-¿Está todo bien, señores?

-Si, milady...-Respondió intentando que su voz sonara convincente.

-Hay sopa de pollo de desayuno, ¿los señores gustan de desayunar?

-No, no ahora, gracias.-

-Si desean, les guardo un poco.

-Sería muy amable de su parte, gracias... Y antes que dijera palabra.

-Los de la taberna comentaron que tiene una voz muy armoniosa.

-Si quiere despues cantó para usted.

-¿¡Lo haría!?

-Claro! pero sabe, ahora estoy algo ocupado y ...

No fue necesario, se escuchó como la mujer se alejaba vitoriando que el trovador tocaría en su casa. Kalik soltó un suspiro contenido y fue por sus pantalones y se los colocó con rapidez para luego acercarse al nuevo lobo que tenía delante de él. Tambien era muy hermoso, pero eso no era el asunto.

-Disculpadme pero....-Dijo pasandose una mano por la nuca y con voz algo cansina -¿Quién eres y donde está Specchio?- Le espetó.

Y al mirarlo notó las vendas en su pecho (eran los vendajes que él ayudó a hacer) y las marcas de los rasguñones que él le provocó la noche anterior al de cabellos platinados, giró un poco para ver su espalda y allí tenía la cortada que hizo su cola y sin pudor alguno se acercó a olerlo, olía igual al ojiceleste... ¿Qué estaba pasando? En sus años de vida sabía muy bien que ningún ser olía igual a otro por mucho que se le pareciese.

-¿Cómo es posible que ambos huelan igual? ¿Qué está pasando aqui?- Interrogó con voz fuerte y seria, parado frente al lobo bicolor.