Fingiendo interés en el castillo de su "Majestad"

Cantidad de envíos : 58 Fecha de inscripción : 21/11/2010

Aburrido. Esa era la unica palabra que podía definir su situación actual. Al menos estaba en la ventana, pudiendo observar toda la ciudad a sus pies mientras seguían dando instrucciones. Dumnezeu. ¿Por qué creaste a los nobles con capacidad del habla? Los líderes se ven más lindos callados y sonrientes en sus bonitos asientos eran los pensamientos que llenaban su mente. Suspiraba fastidiado por el montón de palabrería que escapaba de la boca del individuo. Conde de la región. Un maldito bastardo. Una sonrisa falsa se fijó en sus labios ante la penetrante vista dirigida a él.

"Bien, es todo por el momento. Llamaremos a todos los cobradores de impuestos más adelante" El asqueroso personaje hizo un gesto, despidiendolos. Gracias al cielo. Se levantó rapidamente y en lo que un lobo devora a la víctima, había salido de la sala, caminando por los ricos pasillos del castillo. La visión le provocaba una mezcla de asco y fascinación. Siempre había odiado a los nobles aunque, admitia que tenían un exquisito gusto en cuanto a decoración.

Negó, deteniendose frente a un extraño cuadro de los muchos que adornaban el lugar. Este mostraba un hermoso arbol, grande y magnifico. Sus hojas eran doradas y brillantes, largas. Lindo. Raro. Extraña combinación. Cruzó los brazos, decidiendo quedarse allí para entretenerse mientras el hambre llegaba a él o si lo sacaban a patadas.

¿Cuantas estupidas y pateticas reglas tenia que aprender?
Estaba harto, la vida en palacio realmente era aburrida, no tenia nada de divertido estar encerrado en cuatro paredes aprendiendo de politica, economia y modales... Creia que ya le habia dejado bien en claro eso a su padre en aquel acontecimiento de antaño, donde el le grito que era un egoista y demas insutos que se le ocurrieron, ocasionando con ello su destierro.

No pudo ser mas feliz cuando termino la guerra a la que Svernt acudio como apoyo, ya que el egoista de su padre se nego a brindar refuerzos a la ciudad que pedia auxilio.
Ese elfo, no era como su padre, el parecido solo era fisico, con la diferencia que poseia los ojos de su madre... Pero el castaño, en si, era benevolo, y no pensaba en si mismo... no era egolatra como el Rey de Iranaides. Que horror, y pensar que seria el que tomaria el mando de la ciudad algun dia.

Sin duda alguna vagar por las tierras encantadas resultaria mucho mas emocionante que estar comportandose como el niño mimado que su padre siempre quiso que fuera. claro, la guerra termino, resultando ganador el lado aliado... y Su padre no se hizo de esperar mandando a por el.... Para traerlo victorioso al hogar...
Como sea... Haber andado de vago por alli le habia salio bastante caro, termino maldito por aquella legendaria armadura, su amor le olvido por completo gracias a ello y lo peor es que hacia poco le habia visto en brazos de otro... Por eso y mas era que habia decidido regresar a su hogar, no porque le gustasen los lujos y comodidades, el estaba mejor durmiendo bajo las estrellas y empuñando su espada contra alguna extraña criatura que azotara una aldea.

Caminaba con paso apresurado, una vez mas, habia escapado de las tantas clases que el rey le obligaba a tomar, en parte ya no era un niño para que le tratasen de esa manera. Vestia una gabardina color terracota con algunos adornos dorados, con botas de cuero que llegaban hasta sus rodillas y guanteletes del mismo material, vestia un pantalon color blanco del mismo que era la camisa que llevaba bajo la gabardina. A simple vista, parecia alguien mas del lugar, tampoc le gustaba vestir de manera ostentosa.

En su andar, observo al demonio, el cual parecia enfocar toda su atencion en el cuadro de la pared, solamente se dirigio tranquilamente hacia el... -Joven, ¿Se le ofrece algo?- Simplemente cuestiono con un tono amable.

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Ah, el castillo era tan aburrido. Todo allí era paz, amor, equilibrio...Demasiado feliz para su gusto, suspiró, ladeando ligeramente la cabeza como si quisiera que la sensación de mareo saliera por uno de sus oídos y cayera en el piso. En esa posición el arbol lucía como un tigre hambriento...Que raro pensamiento. Una gota de aburrimiento bajó por su cabeza. Definitivo. Inmediatamente saliera de allí, mataría a alguien de manera despiada y con todo el dolor posible. Nadie, absolutamente nadie, causaba aburrimiento en Nikolai Motzoi y salia vivo del acto.

Colocó un gesto pensativo. Si matara al personaje que me estaba dando aburridas instrucciones...¿Qué me pasaría?. Tal vez nada, a nadie le importaría un hombre tan despreciable como aquel, y aunque fuera necesario para alguien de los que habitaban este mundo, simplemente desaparecería de ese lugar, asesinaría a posibles testigos y marcharía a su...No, nada de regresar a tu ciudad natal. Muchos malos recuerdos para el gusto de su vieja alma...

¿Eh? Una voz joven interrumpió sus pensares. De perfil lucia como un chico pequeño, de aproximadamente 18 años a veces la gente acertaba su edad pero, ocurría nada más en contadas ocasiones para su disguto. Tratandolo de niño, pequeño y en el peor de los casos "enano", cosa que hacía arder sus mejillas, mostrar su verdadera forma y quebrar huesos al azar. Lo volteó a ver de reojo, interesado en lo que nadie de ese repugnante lugar tenía para ofrecerle, examinando con la mirada al que pudo reconocer como el principe que causaba dolores de cabeza a su padre. Él que seas menos despreciable no te hace digno de mi confianza, mi joven señor pensaba, sonriendo con una cordialidad engañosa.

Llevaba los mejores ropajes que su oficio le daba: botas de cuero negro, una larga capa de igual color sobre sus hombros, una camisa blanca de mangas abombadas y un largo pantalón oscuro que llegaba hasta las pantorrillas, donde empezaban las botas. Detrás y sujeta son una vieja pero, resistente correa, se hallaba su guardaña.- Solo venía de mi reunión con los otros cobradores de impuestos, joven señor -hizo la inclinación correspondiente a estos casos como muestra de respeto al joven. Tuvo que morderse la lengua para no espetarle que el que fuera bajo y de apariencia infantil, no le daba derecho a llamarle "joven".

Esperaba la reacción del otro ante la información proporcionada, todos pensaban que era un chico genio debido a que consiguió el puesto demasiado pronto. Tsk, si esos idiotas supieran que estaba más lejos de la realidad ese pensamiento...Bueno, por el bien de su disfraz, debía comportarse como se esperaba de él, no andar gritando por allí su naturaleza.-¿Y qué hace usted aquí? Tengo entendido que el joven señor debe prepararse ha ser el gran señor- volvió a realizar una inclinación. No vomitar. Había bajado sus expectativas ante lo que podía soportar

Al ser un elfo esta mas que acostumbrado a que la gente sea mas joven que el, no obstante siempre va a ver sus excepciones como el demonio de hebras cobrizas que esta frente suyo. Le miro con la curiosidad notable en sus facciones... Si bien el demonio parecia mucho menor que un humano promedio para que se dedicara a esas cosas queria decir que su edad era mayor a la que aparentaba.

Aunque al oir eso de "joven señor"... No pudo evitar hacer un leve gesto de desagrado, el no era el señor de nadie, no era superior a nadie, sino un igual en lo que despues seria su reino...
estupidos titulos de la nobleza. Y todavia le recordo que se habia escapado de sus clases de no se que, ni el nombre le importaba lo olvidaba aproposito rapidamente, no porque fuese de escaso nivel intelectual, sino porque en verdad era fastidioso todo aquello.

-Aqui no hay un "Joven señor"- Corrigio, vamos, si el mismo rey le habia gritado que el no era su hijo ese dia que partio a la guerra en ayuda del reino vecino. -Pero si me preguntas ¿que hago aqui? Bueno las clases de economia politica son sumamente aburridas ¿no piensas igual?- Sonrio amable. Tal parecia que como el, el otro estaba total y completamente aburrido.

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Sonrió, asintiendo. Al menos el chico no era engreído ni molesto como otros nobles con quienes tenía la desgracia de convivir día a día. Decidió que le daría una oportunidad- Mil disculpas, no quise ofenderlo - El utilizar un lenguaje político en situaciones así era algo que le salía natural y automático aunque, fuera dirigida a un príncipe rebelde. Nobleza es nobleza y esta nunca cambia. La molestia e incomodidad que presentia del otro, le animaba a seguir conversando.

-En eso estamos de acuerdo...- Los cobradores de impuestos debían pasar por lo que se podría llamar un curso de preparación pero, estas no eran precisamente divertidos y/o interesantes así que entendía a la perfección porque se saltaba la clase-...Las nociones básicas pueden llegar a ser un real fastidio - Bueno, no que él hubiera pasado por esas clases, no todas al menos.

Bueno, en definitiva ese chico no era de los amargados con los que solia convivir su padre y hasta se le hacia raro. ¿O era que el exageraba? A saber.
Lejos de querer alejarse con un obligado pero bien escondido con amabilidad "Mis disculpas me debo retirar" parecia querer sacarle mas platica al demonio, no todos los dias te encuentras con alguien de la indole, sabiendo bien la profesion a la que se dedica.

Nego suavemente al escucharle decir que se disculpaba por haberle ofendido, nada de eso... Es solo que si resultaba muy tedioso estar con esos titulos todo el tiempo. El "menor" (vamos asi lo ve el elfo pues no ha revelado su verdadera edad) sonaba tan convincente que el castaño le creyo todo.
-Dejemos de lado las formalidades ¿Que hacias aqui?- Pero lejos de parecer querer reprimirle aun mostraba esa curiosidad por el cual el chico estaba en el sitio aquel y no obstigandole la vida con los impuesto a los pueblerinos(?)

Y de reojo, su vista se poso sobre el gran cuadro que estaba viendo el otro, al ser su padre un elfo era normal que se viese atraido por la naturaleza ¿Que no?
Igual su padre y el no compartian nada mas que lazos sanguineos y el parecido fisico.

(( >.> perdona lo corto de los post )

Cantidad de envíos : 58 Fecha de inscripción : 21/11/2010

Buen chico. No eres alguien aburrido a quién le importen las apariencias, buscas algo mas en las personas y eres curioso, tu propio yo. Interesante. Y como no tenía mucho más que hacer, prefería seguirle el juego de estar con amabilidad, mantener su sonrisa falsa y pose tranquila. Buscaría sacarle mas conversación, al menos por ahora...Que no necesitaba nada más.

- Solo daba un paseo por el castillo -Literalmente, no era del todo mentira y había respondido la mitad de la pregunta. La verdad, es que había estado buscando alguien con quién "jugar" un rato antes de marcharse al pueblo pero, habia hallado al fascinante principe y desistió de su objetivo primario hasta haber terminado de conversar con el mas alto. Logicamente no se lo diría, no quería matar a nadie que le caía bien o ser herido de modo innesecario...Se podía curar rapidamente aunque, con muchos dolores aquí y allá.

Cruzó los brazos, suavisando la mirada y los gestos. Al parecer captó la atención del chico por estar observando ese cuadro, aunque el estar atravesado en todo el pasillo, ser enano y parecer un adolescente había ayudado.- Es un magnifico cuadro -Opinó, murmurando las palabras. Si había algo que le ayudaba a contemplar la vida inmortal con pasividad, eran las obras de arte. Lo único que aferraba con pasión y que le hacía recordad su humanidad-

[Yo lamento la tardanza]

Bueno al menos tenian algo mas en comun, el elfo tambien estaba dando un paseo por el castillo, claro, eludiendo a su tutor y uno que otro soldado que estaba buscandole. Que nefasto resultaba ser el hijo prodigio de Gaudia.
Obverso al demonio, despues de nueva cuenta al cuadro. Elevo las manos hasta la altura de los hombros, abrio las palmas de sus manos hacia un lado y se encogio de hombros. -Es en lo unico que el viejo tiene buen gusto- Se referia a su padre, no al castaño. Paylor (dios), hasta le estaban dando ganas de regalarle el cuadro al chico con tan solo hacer rabiar al Rey... Pero no, podria traerle grandes problemas al Demonio, como a el...

No iba a negar que con la pequeña charla entablada, parte de la aburricion ya habia pasado, sentia que al hablar con un ajeno a la corte podia ser sincero y directo... No una marioneta o un muñeco al cual su padre pretendia molder a su semejanza, como si pudiese controlar cada pensamiento que el joven tiene.
-Supongo que ambos no esperabamos encontrarnos a alguien de tal modo ¿O si?- Al menos el no... Iba seguir su rumbo, hasta salir por la barda y de ahi al pueblo, pero por el momento habia cambiado de planes, tan solo por un rato.

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Al parecer, el joven elfo no tenía la misma mente cerrada y llena de ocupaciones carentes de importancia como su padre. Carentes para él, cuyo único objetivo inmediato era aprender muchísimas cosas y encontrar alguien con quién divertirse…Bueno, ahora tenía a Dark pero, para él era un soberano idiota con quién no se podía conversar de distintos temas, salvo sexo, caza y brutalidad en general. Nada de ciencias, lenguaje o de situaciones curiosas. Pura apariencia y aburrimiento en extremo le provocaban sus charlas. Se sonrojó un poco al recordarlo, negando violentamente para luego suspirar. ¡Concéntrate, idiota! Parpadeó, sonriendo genuinamente por una vez al joven desde que habían cruzado palabra por casualidad.- Si me lo permite decir, creo que este palacio es demasiado nuevo para mi gusto- Como literalmente era un viejo senil, todo lo que había salido de un tiempo para acá lucía con un brillo esplendoroso y nuevo, deslumbrándolo hasta el punto de no poder apreciarlo claramente. Lo mejor sería esperar unos años.

-Y no. Me equivoqué al pensar eso. Era más que obvio que más personas pasearían por los pasillos- Se auto-pateaba por no haber comprobado la zona, abstraído por la belleza enigmática del cuadro y de todo lo que lo rodeaba. No, ya. Cálmate. Estas expuesto, solo sigue la conversación. Decidió relajarse, bajando las manos a los costados de su cuerpo y parpadeando con algo parecido a la inocencia infantil.-¿Qué clase de cosas le gusta a usted? Me gusta conversar contigo así que me gustaría saber- Se volteó a verlo de frente, quedando de lado al cuadro mientras colocaba un toque curioso a su verde mirada, esperando que su atrevimiento no molestara. Esa conversación le estaba animando bastante y esperaba que su excusa fuera creíble.

Y una carcajada divertida salio de los labios del castaño al escuchar la pregunta, le resulto divertida o mejor dicho por la respuesta que llevaba la cuestion ejercida por el demonio. -Se podria decir que tengo los justos de un jovencito inmaduro y rebelde- Aun con sonrisa divertida en el rostro cuestiono -Como escapar de este encerrado sitio e ir al jardin un rato a leer lo que yo quiera, nada de politica pues estoy harto del tema como ya sabras- Miro hacia un lado antes de continuar con al respuesta -Si fuera por mi, como ya lo he hecho en antaño, abandonaria el sitio y viajaria de tierra en tierra. Mas no quiero ser un dolor de cabeza para los guardias de la armada, el viejo suele reprenderles en sobre manera por no encontrarme pero ¿Que se le va a hacer?. Espero no hacerme un viejo amargado como el cuando crezca- Bromea, observando al mayor, seguro si compartia algo de humor como el, captaria la broma.

-Debe ser interesante ir por alli sin que un ejercito de niñeras te esten buscando ¿o me equivoco?- Le mira, siempre sonriente, como hubiese preferido nacer en otra familia, otras circunstancias, no como en esas, con un padre posesivo, que solo pretende hacer a su hijo a su antojo y manera, sin observar lo egoista de su comportamiento, y no solo para el, sino tambien con los de su pueblo. -Pero bueno si tanto nos disgusta el sitio ¿por que no vamos a otro? como el jardin- no es que sea claustrofobico o algo por el estilo pero estar mucho tiempo entre cuatro paredes a cualquiera le sofoca ¿No?