Ataque descomunal de los Hyperdragones

Por las grandes camaras adornadas por hermosas columnas fulgurantes por el material incandesente
que pasa a travez del castillo piroplastico, una poesía maquiavelica era resitada,
un susurro de locura era dictado con paciencia; en uno de los intrincados pasillo
se oyen murmullos elevados por el intenzo y sofocante calor,
si se les pusiera atención se entenderían cabilaciones, pensamientos revueltos,
susurros macabros con un orden dadaista.
Al final del pasillo dentro de una enorme habitación, enormes pilas de piedra y lava
palpitaban con calma, mientras la figura del draconiano, se paseaba delante de ellas
examinando el quincuagecimo monticulo de la fila. Los monticulos comenzaron a brillar
con extrañas runas palpitando y expeliendo calor, titilando con la misma cadencia de su palpitación.

-Pronto, pronto... pronto estarán listos-

*de una esquina toma su violín y lo toca con frenezí, produciendo una extraña melodía*
notas amargas y llenas de frustración cayan la poesía para convertirse en una canción,
una melodía de destrucción.

-Ahhhh~~ Finalmente, el nido de “Ratas”-

*Alto, de cabello color de la noche misma o la más intensa y profunda de las sombras. Ojos destellantes como el fuego mismo de los infiernos y con voz fúnebre, siniestra. De un porte majestuoso como si se tratara del mismísimo soberano de la oscuridad, de aquellas tierras nombradas del caos.

Armadura oscura, con bordes de plata, con una capa desgarrada teñida de el color de la sangre, la cual ondeaba un poco con su andar tan peculiar y firme...
¿Donde estaba aquella “lagartija” como el mismo le llamaba para sus adentros? Se las pagaría, haberse burlado de él, hacia ya tanto tiempo.*

-Veo, que sigue igual de maniático, un vil enfermo, ¡jum! No me sorprende viniendo de tan apestosa raza como lo son los draconianos. ¡Míseros híbridos!- *Con un gesto petulante en sus facciones….*

*Todo eso le hacia fácilmente reconocible: “Frederick Riot” Había llegado a aquel majestuoso castillo yaciente en las fervientes entrañas de aquel volcán. Un ser humano u otro ser no seria ni capaz de resistir tan altas temperaturas, ¡Ah pero claro! Él no era un humano.*

-Ahh, sutil melodía llega a mis oídos- *Esbozó una sonrisa cínica y altanera, mientras aquellos ojos rojos demoniacos analizaban cada esquina del lugar. Reconocía la tonada, el Dragón siempre hacia esa clase de piezas musicales cuando de algún maquiavélico plan se trataba.*

*Con un movimiento rápido de su mano cerrada se hecho la capa hacia atrás y con paso apresurado se adentró en tal magnifico palacio, escuchando con atención aquella siniestra melodía que interrumpía el silencio y hacia imperceptible los pasos de su pesado andar (debido a la armadura). Si de Galen Pendrake se trata/habla era de tenerse cuidado, cada mínimo movimiento, cada insignificante paso, para el dragón tenia alguna clase de significado, y todo tenia que ver con sus malignos experimentos*. –¡¿Pero que…!?- *La distorsión de la melodía le hizo alzar la guardia.

-Jeh.. Mal nacido- * Exclamó, ampliando aquella sonrisa de sus malvadas facciones, frente a al Oji-rojos apareció un gigantesco dragón, pero… no uno cualquiera* –Asi que… mi “Querido” Pendrake ha estado experimentando con sus Gaoths- *La mueca burlona desapareció de su rostro para tornarse en uno serio y casi inexpresivo, al ver aquellas runas características de los Gaoths en el cuerpo de aquel gigantesco dragón.*

-Y comenzamos…- *Su voz retumbó por el lugar, siendo aun mas baja que la estruendosa música que se escuchaba a través de los pasillos. Las garras de su armadura sostenían fuertemente su espada siendo esta arrastrada por el piso en un fugaz arranque contra aquella criatura.*

Una criatura ajena al lugar se acercó rapidamente, un viejo adverzario con olor a muerte, dirijiendose en carga contra mis recien creadas obras de arte.
-¿acaso te disgusta mi musica?, ¿acaso he cometido algún error en un compás o en una nota?-
aquel pusilanime ser no podría entender tan dulces sonidos, salidos desde el ultimo gramo de alma que yacía moribunda en mi ser, gritando de agonía proyectada al universo con el grave lamento de mi violín.
Sus embates no habían cambiado mucho, el filo de su espada caía como una hoja al viento... o tal vez no, eran como gotas de lluvia callendo de un lado a otro.
Los dragones rapidamente se avalanzaron contra el visitante, en su mente solo se conducia mi sinfonía de muerte y destrucción, uno tras otro los dragones atacaban sin sesár.
Era un ser que no merecía mi atención, pronto se retiraría o lo acompañarían mis dragones a la entrada del averno de donde había salido.
-debiste pensar dos veces, antes de venir a mis aposentos, aquí no hay nada de tu incumbencia, tan solo rabia y desesperación- mientras las lugubres notas abrazan la enorme galería, rugidos y chirridos son escuchados hasta los pantanos fetidos, erizadole la piel a quién los escuche.

*Una carcajada, fúnebre, demencial, sádica, se unió junto con el compás de la "hermosa" melodía "Debiste pensar dos veces, antes de venir a mis aposentos, aquí no hay nada de tu incumbencia, tan solo rabia y desesperación."

Asi que, finalmente se dejaba ver. El amo de las marionetas, aquel que controlaba aquellos gaoths.*

-¡Ahhh! pero mi querida "lagartija" si hay algo que me incumba en este chiquero-* Uno, dos, tres~~... nueve estocadas de su espada bastarda, nueve ráfagas que cortaban todo a su paso cual cuchillas infernales, su objetivo fue una de las Armas del draconiano. *

*Uno de los enormes gaoths que rugían como bestias infernales; (y lo eran) uno contra cinco, ¡ja! estaban a la par, o su locura le indicaba eso al antiguo caballero dragón del fuego. De todas maneras ¿que ser cuerdo de la faz de la tierra se atrevería a aventurarse a un sitio como ese para tan solo probar su fuerza y superioridad?*

*Cortes enormes fueron presenciados en uno de los Gaoths. Sonrío con satisfacción, el primero había caído... ¿y los otros cuatro lo harían asi de fácil? Lo único que le protegía de las envestidas de aquellos feroces dragones, era su leal dama de hierro, aquel oscuro escudo de energía que le brinda protección, al menos de momento, no sabía cuanto mas resistiría.*

*Una enorme embestída de parte de un gaoth lo hizo alzar la guardia a su máximo, protegiéndose con aquel fulgor maligno fue engullido por la bestia, para deleite de su amo y maestro. Al tragarlo las otras fieras bajaron la guardia o tal vez la mantuvieron, no estaba al tanto… estando dentro de las entrañas de uno de los perros guardianes del draconiano*.

*Grave error. El demonio salio expulsado con la potencia de una bomba de NAPALM (NAPALM death) atravesando el duro pecho de la fiera.
Cubierto por fuego y electricidad se irguió levantándose de manera imponente, con aquel porte majestuoso. Sus ojos destilaban fuego.
De manera retadora, miró al maestro de aquellas marionetas, como si pudiese estar haciendo aquello todo el día.*

*Dos menos, ahora irá tras los otros tres restantes y al final por aquella lagartija. El único motivo que le llevaba a las entrañas de aquel ferviente volcán era el de cobrar venganza por el engaño que Galen cometió hacia su persona en antaño… muy rencoroso? Lo era, pero no esperarías menos de un demonio o si?*

*Y dispuesto aun, ardiendo con ira interna, saltó a los aires, con un aura de electricidad, junto al tronar característico de esta. Comenzó a recitar unas cuantas palabras, un nuevo conjuro. * –Black winter night- *Resonó su voz sobre los rugidos de los dragones restantes con aquel tono de sadismo en su sonido. *

*Truenos y rayos comenzaron a salir de su cuerpo propinándole unas buenas descargas a los tres restantes, y tal vez si tenía un poco de suerte y puntería, lograría darle a aquel draconiano.*

*El combate parecía ser un baile energético, demencial, sádico y todo al compás del frenético tocar del violín que el anfitrión de esa locura, llevaba a cabo.*