Carroñero nato~ [Libre]

Un "joven" con una apariencia muy peculiar andaba por el cementerio, de cabellos negros como la noche, orejas 'de neko' de igual color, y una larga y afelpada cola, a demás de las garras igualmente negras llenas de lodo, pues se había dedicado toda la noche a hacer hoyos en las tumbas. Vestía un abrigo de lana negro que hacía que su piel pálida se viera más blanca aún; y unos pantalones iguales de negros. Mas estaba descalzo, debido a que no podía ponerse sus botas pues se romperían con las garras de sus pies. También llevaba un parche en uno de los ojos, los cuales eran celestes claros.
Eran aproximadamente las cuatro de la mañana, y el necrófago yacía sentado sobre una lápida con una sonrisa extensa en el rostro, con algo entre manos que parecía ser... ¡¿Un brazo?!. Efectivamente, la tumba sobre la que estaba era una de las más recientes. Habían enterrado a aquel hombre hacía tan solo un día, y aún mejor, era un anciano que había muerto por cusas naturales. Tal como a Tsenari le encantaba; la carne añeja.

-¡Nyaaaa~! -Se desperezó alzando los brazos, todavía sosteniendo con una mano la extremidad putrefacta. Ya se le estaban pegando las actitudes y expresiones comunes en un neko; primero lo había hecho en broma para molestar a la gente, pero ahora la personalidad ya casi era propia en él. -¡Que festín! Kujujujujuu~
Volvió a arrancarle con los dientes un pedazo a su cena, moviendo la cola gustoso, y sentado con tranquilidad sobre la cruz de mármol de la lápida, trepado allí.

Volando libremente por los aires, sin sueño como de costumbre. Aquel cuervo esquivando las ramas o incectos, se encontraba merodeando en el cementerio. Realmente...Danielle no sabia como habia llegado alli, pero en fin, el explorar un poco nunca esta de mas.

Un poco cansada, o mas bien aburrida, decidió quedarse en una de las ramas de los escasos arboles de la zona. Al ser simplemente una pequeña ave, pensó que la rama en donde estaba era gruesa...sin embargo, al decidir transformarse en humana, la pequeña rama no resistio.

En ese instante se pudo escuchar un gritito de la jovencita. Por suerte, no estaba a una gran distancia del suelo, pero termino sentada alli con su cuerpo medio sucio por la tierra que parecia removida, cubierta simplemente por su cabello.

No tardó en oir el sonoro ruido de la rama rompiéndose seguido de algo cayendo al suelo, y luego, un grito desde esa misma dirección, de una voz femenina.
El necrófago miró hacia el costado con interés y las orejas erguidas sobre su cabeza, espectante ante todo. Bajó de un salto de la lápida y, en cuatro "patas" con el brazo pútrido entre sus fauces se dirigio hacia aquel lugar.

Pronto pudo divisar a la muchacha sentada en la tierra, y ladeó levemente la cabeza tal como un animal desentendido. Dejó entonces su "comida" a un lado, y con una sonrisa confiada se acercó más a la mujer, hasta quedar a un par de metros de ella.
-Nee, ¿Estás muerta? -Cuestionó, obviamente en broma. -Aún tengo hambre~

Mira a aquel joven con aquellas orejas, cola y garras de gato, incluso sus actitudes, sin embargo, lo dicho por este, iso que la joven se mirara a si misma para ver si estaba viva, siendo esto positivo, claro esta. Le sonrio dulcemente como una niña para luego responderle:
-Pues estoy viva, segun parece ^o^.-
Hay que admitirlo...Danielle era algo ingenua y con actitud de pequeña, sin embargo, eso no era su culpa, simplemente era haci y nunca pudo cambiarlo.

Aun con la sonrisa, se acerco al joven en cuatro patas, viendo como su cabello caia entre su cuerpo, para mirarle mas de serca. Sonriendole ampliamente, esta le tomó las orejas de neko con sus manos, con aquella mirada curiosa que poseia la niña. Al ver que eran verdaderas, le mordio una de estas...pues, le gustaban mucho los gatos.

Ante la respuesta positiva de parte de la mujer (negativa para él) resopló, gesticulando una mueca de decepción. Pero bueno, lo más probable si la muchacha estaba muerta era que tampoco la habría comido. Prefería la carne pútrida de uno o dos días de antiguedad, pues ésta iba aderesada con las exquisitas larvas de los gusanos; a demás no pensaba quedárse cuidando el cuerpo para que los cuervos no se lo comieran antes que él hasta esperar que estuviera a su gusto de podrido.

Pero bueno, ¿Qué más daba? Esa se había vuelto una buena oportunidad para socializar, cosa que casi nunca ocurría con un necrófago que siempre andaba por la noche y a demás, su aspecto real, en la mayoria de los casos era un tanto atemorizante (aunque no era el caso de Tsenari, que destransformado parecía un humano cualquiera) y la gente se alejaba de ellos, por lo que era muy raro que pudiera "hacer amigos".

Miró como la joven se acercaba con una ceja levemente arqueada, mas no se hizo hacia atrás, ya que quería ver qué haría. Pero se sorprendió cuando ésta le estiró las orejas, y aún más, cuando le mordió una.
A pesar de todo no se resistió; estaba demasiado entretenido mirando descaradamente el cuerpo desnudo de la inocente muchacha.
-Eh, creo que estás confundida. -Murmuró al sentir la mordida. Su voz era la de un muchacho normal, un tanto grave y amable; no era ronca ni aguda como la de cualquier neko- ...Yo soy el que muerde gente~

¿Confundida? hay que admitirlo, Danielle vivia confundida y curiosa, era inevitable el realizarse a ella misma tantas preguntas sin respuestas....pero en fin, no viene al caso.

Escuchaba las palabras del joven, diciendo que ella se encontraba confundida, diciendo que él era el que mordia a la gente... eso le dio una gran curiosidad a la niña, pues, parecia alguien normal, a pesar de las partes de gato que poseia el muchacho, pero luego de ello, le parecia bastante normal.

Dejó de morderle la oreja, para seguir delante de él, llevando su mano derecha a su propia mejilla con su dedo indice levantado y los demas cerrados, desviando su mirada hacia otro lado, con aquella mirada curiosa que seguia en su rostro.

Luego de pensar un rato, la joven sonrio, como si tuviera una idea, siendo esta el hacer aparecer en ella misma las mismas partes de gato que poseia el joven....ahora eran dos nekos presentes.

Jugando, la joven llevó sus brazos serca de su pecho, con las manos cerradas, para luego hacer un tierno y lindo... -Nyan Nyan- . Aquella sonrisa y la actitud ivan perfecto para hacer aquella accion, para luego abrazar al neko dulcemente en un gesto de cariño, pues, Danielle solia ser muy afectuosa.

Abrió los ojos desmesuradamente cuando vio lo que la chica hacía, dando un paso hacia atrás e inclinando un poco las orejas. ¿Cómo... cómo había podido hacer eso? Tsenari no estaba consciente de la existencia de los Kirines pues nunca había visto uno y tampoco había oído hablar de ellos, y él pensaba que los únicos seres capaces de cambiar de forma a su gusto, a cualquier cosa, eran los necrófagos.

¿Acaso ella era uno de los "suyos"? Si lo era provablemente no significaba algo bueno... Tendría que defender su comida y su territorio, ya que los necrófagos no andaban en grupo, y mucho menos compartían sus alimentos.
Pero antes debía asegurarse de eso.. Tal vez no lo era, y metiera la pata. A demás, ella no parecía ser una carroñera.

Se dejó abrazar a pesar de que con una mueca de bastante sorpresa, y sin corresponder, aún con las manos y los pies en el suelo y la cola meneandose de un lado a otro.
Irguió sus afelpadas orejas sobre su cabeza y olisqueó fugazmente el cabello de la mujer. No; tampoco olía a los de su raza.
-¿Qué eres tú?.. -Susurró, sin separarse del abrazo.

Aun con aquella sonrisa en su rostro, la joven simplemente miraba al frente, pensando en qué responer... ¿estaria bien decirle la realidad? ¿estaria bien el demostrarlo?, quien sabe, pero en fin, ese era el unico momento que habria para aclarar lo que ella era, por lo que, aun en el abrazo, respondio de forma delicada, formal y dulcemente.
-Soy una Metamorfa Animal, lo cual explica el porque puedo modificar mi cuerpo con la parte del animal que desee, o simplemente tomar cualidades... es divertido admito ^0^.-
Luego de ello, izo una pausa ligera, un poco de silencio, para luego tomar una bocanada de aire, suspirarlo, y continuar.
-Y pues, ademas de eso, soy un Kirin negro, si no sabes lo que es, puedo mostrarte mi forma real ^^.-
Amable y dulce, cualidades importantes en la joven, las cuales siempre existirian en ella, siendo esa su naturaleza imposible de eliminar. Se quedo alli abrazada comodamente al joven, esperando una respuesta simplemente.

¿Animal? ¿Metamorfa? ¿Negro? ¡¿Kirin?! ¡¿De qué rayos le estaba hablando aquella mujer?! Debía estar loca. Sí, seguramente eso era; estaba mal de la cabeza.
Pero... tenía pruebas después de todo, inclusive había hecho aparecer "magicamente" aquellas partes gatunas en ella, sin ningún truco de magia ni nada extraño aparentemente.

Con la cabeza aún más ladeada y las orejas hacia atrás, tragó saliba y de a poco se fue separando del abrazo, dando unos pasos hacia atrás.
-¡Quiero ver! -Exclamó, exageradamente animoso, en pura actuación. Solamente quería comprobarlo y asegurarse de que esa mujer no era una carroñera que quería robarle su comida.

La mujer sonrió al ver que el joven queria ver su verdadera apariencia, para luego dar un gran sorbo de aire, para luego exhalarlo,pudiendose notar que aquel cabello morado se convertia en negro, incluso mas negro que el ebano mismo, mientras que su forma de humana se convertia en un caballo de color negro de no gran tamaño, con algunas escamas de un color azulado, escasas en su lomo, mientras que su pelaje iva dirijido desde su cabeza, llendo por su lomo y luego terminar en su larga cola, ademas de poseer un cuerno en su frente, en donde en el mismo cuerno, éste se dividia en dos, con una textura rugosa. Sus ojos zafiro seguian en aquella mirada, que a pesar de tener diferente forma, seguia teniendo aquella paz contagiante en algunos casos.

Le miraba tranquilamente, mientras se mantenia alli parada, esperando alguna reaccion del muchacho, sea tanto el asustarse como animarse...quien sabe como podria ser su actitud... bueno, por lo menos Danielle no lo sabe.

Al ver la transformación, instintivamente dio un respingo e inspiró con profundidad, abriendo bien los ojos para observarla. Su cuerno, su cola, aquella transformación tan peculiar... Claro, bien un Necrófago podría transformarse en eso, el hubiera podido si tuviera sus poderes. Pero ya no era cuestión de fijarse en la aparicia física, si no que en ese momento el aura que irradiaba la Kirin era mucho más notable, a demás del aroma que tenía. También había que tener en cuenta que los necrófagos por lo general no eran tan apacibles, y apacibilidad aparentemente le sobraba a la muchacha.

Se tranquilizó tras un momento de observarla, especialmente porque ya no tenía porqué temer la pérdida de su alimento, y volvió a acercarse con mirada curiosa. Pero todavía debía estar alerta, después de todo no sabía nada sobre los "Kirin" y su actitud. Tal vez esa forma de ser tan pacífica era actuación por parte de la mujer.
-Nee, que lindo. -Masculló entre dientes, estirando una mano para tocar el interesante pelaje de aquella criatura, pero sin darse cuenta también lo estaba rozando con sus garras.

Ligera molestia provocada entre su pelaje, sin embargo, no fue algo que resultara demaciado molesto, pues, cosas peores le habian pasado antes. Se quedo alli pacificamente, sin hacer accion alguna, simplemente con sus ojos cerrados, relajada en el lugar, disfrutando de la compania del joven, cuyo nombre no sabia aun, por lo cual se le ocurrio preguntarle.

-Por cierto... cual es tu nombre? el mio es Danielle ^0^.-
Animada como siempre, aquella vocecilla podria escucharse, a pesar de que la boca de la criatura no hiciera accion alguna, siendo esta cualidad especial en los kirines... esperaba no asustarle, pues, seria aburrido el volver a quedarse sin compania y simplemente deber volver a aquel lugar al que llamaba hogar.

Dejó de acariciarle tras un momento y la miró con una monumental curiosidad, con las orejas firmes sobre sus despeinadas hebras oscuras. Su cola se movía de un lado a otro, pues a pesar de que no tenía aquellas extremidades felinas en su forma original, transformado era como si fueran parte de su cuerpo. Osea, a las orejas y a la cola bombeaba sangre como al resto de su cuerpo, tenía tacto, nervios, etc etc.

-Tsenary, nya. -Susurró, dándose la media vuelta y caminando, aún en cuatro, hasta el brazo podrido que había dejado a unos metros, el cual tenía un aroma sumamente asqueroso. Lo tomó con las manos y se puso de pie; erguido medía aproximadamente un metro setenta y ocho, por lo que parecía un joven cualquiera, solo que con aquellos rasgos felinos.
Con su "cena" entre manos regresó donde la muchacha, dándole un mordisco a su entremés mientras la miraba con aquellos ojos azulados.
-Y... ¿Qué comen los "Kirin"? -Cuestionó con interés, mientras masticaba.

Transformandose nuevamente en humana mientras que el muchacho se retiraba, ya que no le agradaba el estar en su forma original por varias razones que no vienen al caso, simplemente volviendo a cubrirse con sus cabellos purpuras, mientras que nota al joven volver con algo entre sus manos, estando él parado al igual que ella.... era mucha la diferencia de estatura.

Notó como dió una mordida a aquel brazo putrefacto...realmente no fue algo que le resultara raro, en varias ocaciones tuvo que comer de carnes putrefactas, aunque no eran mucho de su gusto.

Escuchó la pregunta del joven de nombre Tsenari, preguntando que comian los kirin. La joven sonriente, respondio la duda del muchacho, mientras le miraba dulcemente.
-Generalmente frutos, pero en mi caso, cualquier cosa que haya, es bienvenido ^.^.-
Sincera la niña, siempre sonriendo, para luego estirar una de sus manos , pudiendose notar un ligero destello para luego poder ver una barra de color marron en su mano: Chocolate.
-Sin embargo, esto es lo que mas me gusta *0*.-
Decia animada, mientras partia un pedazo de este dulce, para luego colocarlo en sus propios labios, saboreandolo.
-Ñam Ñam *w*....quieres?? o,o.-
Como siempre, amablemente ofrecio el dulce que tenia al joven, esperando cuya respuesta para ver que hacer con el alimento correctamete.

Mordía, masticaba, tragaba una y otra vez mientras miraba a la mujer y ésta hablaba. Sin educación, como siempre, no pensaba en ofrecerle de su alimento como buen descarado que era. Depués de todo él lo había encontrado y había escarvado por él, y ahora se lo comía protegiéndolo con recelo, como todo animal salvaje.

Miró dubitativo el chocolate, sintiéndose atraído por su olor, cosa verdaderamente extraña. Por lo general los necrófagos solo comían carne podrida y resultaban repelidos por los demás alimentos, ya sean frutos o comida humana. Pero esa... cosa marrón, tenía un aroma que le agradaba bastante.
Dejó el brazo que ya estaba quedando a "hueso pelado" a un lado -más bien lo tiró desinteresado hacia un costado- y tomó con curiosidad el pedazo de chocolate que la muchacha le ofrecía; al cual mordió prontamente y saboreó con cuidado.
Sus orbes grisáceas brillaron con ilusión, casi como un niño probando un dulce nuevo.
-¡Que rico! -Exclamó, mirando con una sonrisa a la mujer- ¿Cómo se llama? ¡Es casi tan bueno como la carne podrida, nya!

Miraba al joven dulcemente, viendole comer la parte entregada del chocolate, la cual podia notarse que era muy gustoza para el muchacho de ojos grisaseos. Escucho el alago hacia el alimento, para luego preguntar el nombre de este. Con dulzura y alegria, respondio con su tipica sonrisa en sus labios pintados del mismo color que su cabello.
-Se le llama Chocolate a esto, realmente es delicioso!! *w*.-

Podia notarse la adiccion de la joven hacia aquel dulce... era imposible el no comer aunque sea una pequeña parte de este todos los dias, realmente le encantaba, incluso ese podia ser uno de sus puntos deviles. Haciendo aparecer otro chocolate, esta lo partió a la mitad, entregandole una mitad a Tsenari, mientras que se quedaba con la otra, comiendolo de a mordizcos, disfrutando del sabor exquisito del dulce, ademas de la compania que tanto le agradaba.

Tomó el otro trocito, devorándoselo en menos de un segundo y de una sola mordida, haciendo ruidos para demostrar el enorme placer que le causaba saborear aquello; cosas como "mmmh" y demás, con los ojos entrecerrados.
-¡Cho-co-la-te! -Repitió infantil, lamiéndose los dedos casi con desesperación, sin modales y sin avergonzarse por ello. ¡Pero... es que era realmente delicioso, irresistible! Si fuera él quien portara esos dulces, no comería sólo uno por día... Seguramente se devoraría todos a la vez, y luego se las rebuscaría para conseguir otros y seguir comiéndolos.

Al terminar de comerlo, se relamió los labios y miró nuevamente a la pelipúrpura, cuando otra cosa le llamó la atención, haciendo que se distrajera. Se quedó mirando otra vez el cuerpo ajeno desnudo, de arriba a abajo.
-Y, nee... -La señaló con un dedo ladeando la cabeza e irguiendo las orejas, enroscando la cola en una de sus piernas- ...¿Porqué no llevas ropa, eh?

Estaba contenta de que el joven compartiera tal adiccion al igual que ella por aquel dulce exquisito, sonriendo ampliamente como siempre. Luego pudo ver al joven preguntando sobre el porqué la muchacha no poseia prenda alguna...era una pregunta que le sorprendia, no le habian preguntado eso hace mucho mucho tiempo, pero sin embargo, respondio aun con su sonrisa tipica.
-Pues, porque al transformarme en alguna criatura, pierdo todas las prendas... aunque a decir verdad, al estar la mayor del tiempo transformada en otra cosa, estoy acostumbrada a estar de este modo ^.^ .-
Las palabras inocentes de la joven podian escucharse salir de sus labios, pues, no sentia verguenza alguna, ya que el estar de ese modo, sentia que fuese como si estuviese transformada en algun animal, ademas de que su naturaleza no es especificamente la humana, por lo que esa es otra de las razones de las cuales no suele utilizar ropas...aunque claro esta, si ve a alguien incomodo, las hace aparecer en su cuerpo instantaneamente para no molestar a otros, por lo que lo siguiente que dice, es esto:
-Si te molesta, puedo ponerme ropas, no quiero incomodarte Tsenari n_n .-

Escuchó atento la explicación de la muchacha, manteniendo aquella posición, de las orejas erguidas y la cabeza ladeada, mostrando curiosidad. En realidad él había tenido aquel mismo problema en la época en que podía transformarse en lo que quisiera a su gusto. Si agregaba extremidades a su cuerpo, por ejemplo la cola, el pantalón que llevaba se rompía. Si se hacía más musculoso o de cuerpo más grande la ropa se rasgaba; o si se hacía más pequeño transformandose por ejemplo en un niño, su vestimenta terminaba quedándole grande. Pero en casi todas las ocasiones debía andar vestido si se trataba de algo parecido a un humano, ya que su intención era atraer a la gente, no espantarla.

Volvió a sentarse en el suelo, retomando su pose "gatuna" con las manos en la tierra.
-No me molesta. -Murmuró sonriente. Y era cierto que no le molestaba en lo más mínimo; más bien estaba disfrutando aquella vista, mientras le parecía mejor aún que la mujer ni siquiera se percatara de aquella mirada descarada que portaba el necrófago.

Sonrisa inocente mientras llevaba sus manos a la cabeza del hombre, acarisiando su cabellera dulcemente, pues le parecia linda y agradable al tacto. Se quedo alli sonriente, simplemente jugando con los cabellos del minino, mientras decia lo siguiente con aquella voz dulce que poseia:
-Kyaaa, tu cabello es muy lindo, Tsenari ^0^.-
Le era inevitable el ser honesta, asi era la mujer con aquel caracter de niña, el cual era algo extraño de ver, pero algo tan normal para ella, quien sabe que pensarian de ella, pero en fin, poco le importaba a decir verdad, todo he de tener derecho a opinar al fin y al cabo.

Off: Disculpa la tardanza TwT

[[ No hay problema xD Que bueno que volviste :3 ]]

Bajó un poco la cabeza y dejó acariciar sus hebras oscuras, entrecerrando su ojo y sonriendo levemente, sin poder evitar adelantar un poco la cabeza para que la mano ajena presionara más sobre ésta, haciendo los mismos movimientos que un felino mimoso. ¡Es que las caricias eran realmente gozosas! ¿Quién no las disfrutaría, siendo casi un gato o no?.

Mas luego de un rato de quedarse pensativo mientras se dejaba hacer, volvió a alzar con la mirada y dijo con una sonrisa confianzuda a su acompañante.
-Nee, por cierto, ¿Porqué nunca he visto a alguien de tu especie, Dani-chan? ¿Acaso se esconden de los demás, nya?
Es que en verdad, le resultaba curioso. Si todos los Kirin andaban mostrándose como aquella muchacha con tanta naturalidad, sin temor a hablar sobre su raza y diciéndoselo a todos, era extraño que en su larga vida el Necrófago no hubiese visto nunca a uno.

Continuaba acarisiandole dulcemente, mientras le miraba con calidez admirando su sonrisa, mientras escuchaba lo que decia, siendo estto lo siguiente:
-Nee, por cierto, ¿Porqué nunca he visto a alguien de tu especie, Dani-Chan? ¿Acaso se esconden de los demás, nya?.-
Se sorprendio un poco por las preguntas, sin embargo, continuo con su sonria en el rostro, para luego responder simplemente con honestidad y aquella voz tranquila, siempre relajada.
-Verdaderamente, no se si hay alguien mas de mi especie, y pues, si, nos ocultamos transformados en humanos o en cualquier cosa que deceemos por una situacion de la cual nunca me entere y nunca se me ha dicho, pero bueno, prefiero vivir el momento que ocultarme sin poder hacer nada.-
Su sinceridad era inigualable, nunca decia ni una pequeña mentira, pues, era demaciado honesta para hacerlo y muy mala ocultando cosas. Sin embargo, simplemente se quedo acarisiando los cabellos del neko, le habian encantado, devia admitirlo.

Le resultó extremadamente curiosa aquella respuesta tan inesperada. ¿Estarían los Kelpie casi extintos? ¿Y porqué sería?... Pero, más allá de aquellas dudas, no pudo evitar sentirse un poquitísimo culpable al haber preguntado algo que provablemente había herido a la muchacha. Culpabilidad... un sentimiento más que extraño de parte del necrófago, ya que él generalmente solo se preocupaba por sí mismo y le daba igual si hacía sentir mal a los demás.

Tragó saliva, e intentó enmendar su metida de pata.
-Amh, tal vez solo no los has visto porque se ocultan muy bien.
Comentó encogiéndose de hombros. Pero, a decir verdad, Tsenari estaba en la misma situación: él no conocía a nadie más de su especie, y en todos sus años de vida, no recordaba haber visto a nadie más como él.
-Yo tampoco sé dónde están los demás Necrófagos como yo, porque también nos escondemos bien.

Simplemente sonrio, mientras oia lo que el joven decia, para cuando este acabara, respondiera con la total realidad que veia y podia observar:
-Je, entonces estamos Iguales, Tsenari-Kun ^-^... pero animos, seguramente en algun momento, ya encontraremos a alguien de nuestra especie, solamente hay que ser pacientes ^o^.-
Como siempre, positiva, pues, no le gustaba en ciertos casos ver la realidad, aveces uno prefiere vivir una fantasia antes que la crueldad. La muchacha le miro con sus ojos azules y con aquella sonrisa instalada en sus labios, mientras que con ambas manos ubicadas en su cabeza, corrio los cabellos que cubrian la frente del joven, llevando sus labios a esa ubicacion, despojando un calido y dulce beso en su frente, para luego volver a acarisiarle sus cabellos. Aquel beso era una forma de agradecerle, pues, la compania de él era bastante agradable y linda.